jueves, 19 de febrero de 2009

11- Contralista

La semana que viene Kika se va de vacaciones. La verdad es que pienso que la voy a extrañar a la gallega, ya que en estos meses hemos tenido un acercamiento importante. Igual son pocos días, y a la vuelta seguro que viene contando un montón de anécdotas!
Justo vino el tema porque estaba ella sentada en la vereda en un banquito, y al lado Pedro, con una hoja de papel en la mano y anotando algo. Yo pasaba por ahí, y no pude resistir el impulso de querer saber qué estaban haciendo. La lista de las cosas que nos vamos a llevar, contestó enseguida la gallega, aunque siempre nos olvidamos de algo. Pedro me mostró el papel y pude leer: filtro solar, cámara de fotos, cepillos de dientes, pinza de depilar... Pero en esta lista está todo mezclado! les dije sin rodeos. Para no olvidarse cosas conviene hacer la lista por categorías: las cosas de tocador por un lado, la de ropa por otro, lo que usas en la playa por otro...
Tuve que soportar las burlas de los dos al unísono. Que sos una exagerada, que no hace falta ser tan prolija, que no se trata de un documento para presentar en una oficina internacional...
Bueno, en definitiva me molestó un poco que se rían de mi idea, cuando sé que funciona bien, ya que si uno se organiza por categorías, puede recordar mejor... Es que nosotro también las tenemos por categorías! replicó la gallega como si me leyera el pensamiento. Primero lo que se nos ocurre primero, segundo lo que se nos ocurre segundo... Bueno listo, ya está bien Kika, terminala de reírte de mi, vas a ver que cuando llegues allá te das cuenta de que te falta algo...
Che, hablando de eso, se me estaba ocurriendo algo, dijo Kika cambiando la expresión, que tendría que hacer la lista de las cosas que llevo y nunca uso en las vacaciones, qué te parece?
Pedro enseguida acotó: Uh! vamos a necesitar un cuaderno entero!
Bueno che, no es para tanto, pero sí es verdad que todos lo años llevo cosas que jamás uso. Las llevo y las traigo, será porque no me puedo desprender de ellas? No... dijo contestándose a sí misma, pero si son cosas sin importancia...
En ese momento Pedro se levantó de su banquito para ir a saludar a un vecino que le hacía señas desde enfrente (esperemos que lo conozca jaja!) y yo aproveché para sentarme. Dale, le dije a Kika, hagamos la "contralista", yo escribo. Bueno, empezó ella, esmalte de uñas, (porque me lo llevo y jamás me pinto), maquillaje (para qué quiero si voy a estar bronceada?), vestido de noche... (con Pedro siempre nos llevamos ropa de noche y terminamos siempre vestidos de jean! ) qué más... que más... el trípode de la cámara (porque siempre le vamos a sacar una foto a la luna en la playa, pero nunca lo hicimos!)
-Che Pedro! Qué mas va en la contralista?
Pedro que estaba charlando en la otra vereda se dió vuelta y miró sin entender una palabra. Dejá, dejá, le dije a la gallega, hagámosla nosotras. Es que ahora no se me ocurre nada... me dijo muy preocupada por el asunto, me doy cuenta siempre cuando vuelvo y desarmo la valija, ahí empiezo, ésto no lo usé nunca, ésto para qué lo llevé... Ya sé! dijo de golpe, tendríamos que preguntarle a alguien que ya haya vuelto de las vacaciones para que nos ayude!
Alguien nos puede dar una mano en la confección de la contralista???

lunes, 16 de febrero de 2009

10- Pedro despistado

Cuando me los crucé a Kika y Pedro anoche por la calle, me pareció que Pedro me miró de una forma rara. Ellos iban a hacer su caminata habitual, la que hacen los domingos, y desde la vereda de enfrente Kika me saludó con la mano y fue entonces cuando Pedro miró y también levantó la mano tímidamente, como si no supiera a quién estaba saludando. Claro que era de noche, pero las veredas están bastante bien iluminadas, así que me quedé pensando si le pasaría algo, o si simplemente no me conoció. Lo raro es que con Pedro y Kika hace ya bastante tiempo que somos vecinos,... aunque ahora hacía rato que no nos cruzábamos... En fin, por eso esta mañana me fui hasta lo de Kika, sabiendo que los lunes a esa hora Pedro no se encuentra, y le conté mi impresión de anoche. Ella al principio no acertaba a entender bien lo que le quería decir, hasta que recordó y para mi sorpersa, se puso a reír diría que de una forma exagerada. Bueno, le dije, no entiendo la gracia... Es que ya sé lo que debe haber pasado, dijo la gallega, es que a esta altura Pedro ya no sabe a quién saludar y a quién no. Porque, no se lo digas a él, pero Pedro tiene un problema con la memoria de los rostros. Un problema? dije desorientada, si, si, él se confunde constantemente a la gente, agregó, y a mí para colmo eso me da tanta risa..!
A esa altura ya me empecé a preocupar, porque aunque a Kika le causara gracia, lo que me estaba contando me parecía un extremo! cómo no va a reconocer a sus propios vecinos!
A Pedro lo conoce mucha gente, vos sabés, y siempre le pasa lo mismo. Justo acá, en esta esquina, como está el semáforo, paran los autos y no hay día que no se asome alguno de un coche y le grite: Chau Pedro! él contesta atento, pero después generalmente me confiesa que no sabe quién es. Pero lo peor no es eso! lo peor... continuó mientras llenaba la pava para poner al fuego, es que ha pasado que saluda a alguien pensando que sabe quién es y no era esa persona! Yo me mato de risa con este Pedro que es tan despistado! Por ejemplo, te cuento lo que pasó un día en la playa, dijo divertida: Íbamos caminando por la arena, hablando de cualquier cosa, y de repente veo que empieza a hacer gestos con las manos hacia una mujer que estaba como a diez metros de nosotros. Hooola! qué tal! decía a los gritos. La mujer lo miró con cara de susto, mientras él se le iba acercando y diciendo: Qué casualidad encontrarla acá en la playa!!! Mirá Kika quién está por acá, la mamá de Lorenzo, la del kiosco del club, te acordás?
Yo a esa altura ya quería que me trague la arena, porque me dí cuenta en seguida de que se había equivocado. La supuesta conocida se quedó parada buscando mi mirada para que le confirmara si estaba ante un confundido o un loco, y yo que le decía despacito... no Pedro, no es... Para colmo él estaba tan seguro que hasta se había puesto alegre de verla!, y cada paso que se iba acercando a ella se daba vuelta para explicarme a mí, que supuestamente era la que no entendía con quién nos habíamos encontrado, diciendo: Es la señora que trabaja en el kiosco, la del club... la mamá... Cómo?... usted no es la mamá de Lorenzo? dijo para alivio de la mujer que ya estaba dura. No señor, dijo ella, me parece que se confundió...
La verdad era que a mí también me había causado gracia lo que contaba la gallega, me imaginaba la cara de Pedro ante la desilusión, y atrás de él Kika, riéndose en forma contenida, tratando de detenerlo ante el error que ya no tenía remedio... Me cebó un mate y continuó explicando: La mujer de la playa tenía anteojos, como la mamá de Lorenzo, la conocés? Si, le dije, la del kiosco del club. Claro, esa misma. Pero no eran tan parecidas como para semejante confusión! Bueno, en definitiva después siguió diciendo todo el camino que las dos mujeres eran iguales, que qué coincidencia, que era asombroso el parecido, y que debería haberle preguntado a esa mujer si no tendría algún parentezco con la susodicha mamá de Lorenzo... yo me iba riendo todo el camino, hasta que se enojó y me dijo: Bueno galle! terminala de reírte! que me tenés cansado che! Cuando volvamos a casa vamos a ir a ver a la del kiosco y ahí te vas a convencer de que eran iguales, ya vas a ver. Porque él sigue convencido, viste?
Entre mate y mate nos reíamos sin parar del pobre Pedro equivocado, y justo cuando estábamos en lo mejor de las risas entró él. Tras unas tocecitas para disimular, lo saludé, él me saludó, y aproveché para decirle:
-Estaba lindo anoche para caminar, no?
-Si, una noche hermosa. Con Kika salimos, como a las nueve...
-Si ya sé, si te saludé de enfrente, no me viste?
-Ah! si, si! tenés razón! anoche... cuando nos cruzamos... si, estaba linda la noche. Bueno... vuelvo enseguida galle...
Y se fué rápido, por suerte, porque a Kika y a mí ya nos dolía la panza de tanto contener la carcajada.

lunes, 9 de febrero de 2009

9- Trenes

Y por qué te gustan tanto los trenes, Kika? Ella me miró como si la explicación no fuera algo fácil. Los trenes tienen ese sonido monótono... me gusta dormir en los trenes, dijo, y me gusta ver por la ventana.
Estábamos hablando de trenes porque justo ayer vimos juntas un noticiero internacional y había uno de esos que van por el aire, de esos que acá no existen, y se preguntaba Kika cómo sería la sensación de viajar en ellos.
Porque imaginate, las sensaciones de subir a cada transporte varían, no? Se siente distinto el auto, el tren, o el colectivo, o un barco. Si, acepté, la sensación es distinta. Es una sensación en el cuerpo, afirmó la gallega, o cuando bajas en un ascensor, viste? Según donde seas transportado sentís distinto, no? Para mí, por ejemplo, viajar en tren me hace pensar en un arrorró... como si te acunaran. Sobre todo cuando hacés un viaje largo, viste qué lindo se ve el campo desde el tren? Y si mirás cerca el pasto se ve como volando, formando unas rayas... me encanta.
Se quedó en silencio un ratito mirando el aire y sonrió de golpe. Hace unos años, cuando trabajaba en el centro, iba siempre en el tren de las 8:22. Siempre el mismo tren. Me pasó un día, que en el camino nos detuvimos no sé por qué en un lugar que había muy poquitas casas, y había unos pibes jugando a la pelota. Era un lugar muy desolado, lleno de yuyos altos, y había una casita cerca, pintada de un color... parecido al del ladrillo. En la puerta de la casa había un perro sentado, yo lo miré, y el perro también me miró. Me acuerdo bien porque era un perro muy gracioso, todo blanco y con una mancha negra en un ojo. Parecía un perro pirata. Con una risita, la gallega se acomodó el pelo que le caía en la cara y continuó: Yo todos los días pasaba por ahí, y nunca había visto a la casita ni al perro, te das cuenta? Eh... más o menos, dije, qué me querés decir con eso? Y, dijo Kika haciendo un gesto de impaciencia, a mí me parece increíble pasar todos los días por un lugar y no haber visto nada de lo que había. Yo pensaba: Y si el tren no se hubiera detenido? capaz que nunca hubiera visto al perro pirata. Después de ese día siempre que pasaba el tren por ahí miraba para el lado de la casita, me sentaba a propósito del mismo lado para poder ver bien, y la casita seguía estando allí. Y sí, repuse divertida, la casa no se iba a mover Kika, si, si, ya sé, pero yo igual miraba, como para estar segura de que la iba a ver de nuevo. Pero el perro... al perro no lo ví nunca mas. Qué cosa bárbara! mirá que viajé en ese tren, no sé cuánto tiempo. El perro nunca más apareció. Sabés qué pensaba en esos viajes? Se me ocurrían dos cosas.
Se levantó en ese momento a traer algo fresco para tomar, y yo me quedé esperando a escuchar qué era lo que había pensado, pero como siempre tuve que darle tiempo, porque la gallega tenía su ritmo para contar lo suyo.
Me sirvió un vaso de gaseosa y se sentó otra vez.
Cada vez que pasaba por ahí, prosiguió, y el perro no estaba, pensaba que iba a estar al otro día. Y al otro día tampoco estaba. Hasta que me dí cuenta que podría no estar nunca más, y se me puso en la cabeza que quizás el perro del parche en el ojo ni siquiera era de esa casa, y que había estado ahí por única vez en su vida. Y justo ese día se había parado el tren y yo lo había podido ver, te das cuenta? Y si hubiera pasado media hora después, quizás nunca lo hubiera visto. Y andá a saber cuáles fueron las circunstancias por las que el perro estaba ahí en ese momento!
Me quedé pensando en lo que escuchaba, y me pareció que la gallega tenía razón, que había algo de asombroso en ver una escena por única vez, y esperar que se repitiera... y que no se repita.
Te decía que me quedé pensando dos cosas: Primero, que nunca se me había hecho tan claro cuántas cosas tienen que coincidir para que se te conozcas con alguien..! (aunque sea un perro) Yo no sé si eso se llama azar, pero creo que sí. Si Kika, dije convencida, eso es el azar. Y lo otro que pensaste? Y lo otro... es que me hubiera gustado tener un testigo. Que alguien más vea al perro pirata. Ahí me di cuenta de eso también: que no habiendo un testigo, el perro podría no haber existido, y el mundo sigue igual! cómo si no tuviera ninguna importancia! Y es más, agregó como en secreto, hasta yo misma dudo de la existencia del perro.
Sirvió otra vez gaseosa fresca, como para contrarestar el gran calor que hacía, y subió un poco la velocidad del ventilador.
¿Entendés ahora por qué me gustan los trenes?

martes, 3 de febrero de 2009

8- Los perros ven en blanco y negro

Escuché en la tele que los perros ven en blanco y negro, me comenta Kika anoche por teléfono. Para eso me habrá llamado? Ah... respondí sin saber qué más decir. Vos sabés? yo siempre tuve un pensamiento con una pregunta que nadie me pudo responder. Y si! dije yo entre risitas, vos tenés muchos pensamientos y muchas preguntas gallega!
Esto del blog a Kika se ve que le entusiasma bastante, porque desde que la estoy escribiendo habla cada vez más. Lo que pasa es que a veces yo estoy ocupada o tratando de hacer otras cosas, y entonces aparece ella y empieza, dale que te dale... y yo que no la puedo cortar. Anoche, por ejemplo, estaba ya dispuesta a ir a la cama a ver una peli, cuando suena el teléfono y chau! yo ya me prendo a escucharla, y me olvido de todo. La cosa es que esta vez sí que me parecía una tontería el llamado. Qué me importa en qué color ven los perros?
Yo desde que soy chica que estoy pensando en esto, me dijo. Por ejemplo, como lo que escuché en la tele: cómo pueden saber que los perros ven en blanco y negro?!
Y... dije tímidamente, supongo que harán pruebas, que demuestran que los perros no distinguen los colores. Si, si, me contestó a punto de perder la paciencia, pero podrán saber que no distinguen los colores pero por qué justo van a ver en BLANCO Y NEGRO!! Y si vieran en violeta y amarillo?? también se podría decir que no distinguen, ya que un limón y una naranja la verían del mismo color!
A esta altura la gallega ya estaba un poco exasperada, así que traté de calmarla para poder entender un poco.
Esperá, le dije a Kika, vos dijiste que siempre tuviste este pensamiento, pero esto lo acabás de ver en la tele... Claro, comenzó a relatar con mas tranquilidad, lo que yo había pensado es que todos cuando vemos algo sabemos de qué color es, salvo los daltónicos, pero sacando esos casos, vos ves una planta y decís: es verde, no? Y, si. Y ves una frutilla y decís: es roja, no? Pues claro, contesté. Ahora, ¿Cómo podemos saber que lo que yo veo y que llamo "verde" es lo mismo que lo que vos ves y llamás "verde"? Porque siempre que vemos ese color, sea como sea que lo veamos cada una, le ponemos el mismo nombre, pero... se puede saber realmente si el color que vos ves es el mismo que el que veo yo????
A mi me parece...dije sin saber cómo seguir la frase. Me lo repetís Kika, porque no me entra. Y si, es difícil de explicar, continuó, cómo me gustaría estar en los ojos de alguien para ver lo que vé! Yo no sé por qué, pero estoy segura de que lo que yo veo verde no es lo mismo que lo que vos ves verde... Cómo se podría averiguar? Mmmm... Che mañana te llamo, porque ahora me voy a ver una peli, dije para escapar. Igual, me quedé pensando en lo que me había dicho Kika. Cómo se podría saber cómo son los colores que ven los otros?