sábado, 22 de agosto de 2009

31- Apuesta

Piedra, papel o tijera!
Kika: tijera
Yo: tijera
Piedra, papel o tijera!
Kika: piedra
Yo: piedra
Piedra, papel o tijera!
Kika: piedra
Yo: piedra
Piedra papel o tijera!
Kika: tijera
Yo: tijera

Diez minutos después...

Piedra, papel o tijera!
Kika: tijera
Yo: tijera
Esto no puede ser, no puede ser... dije a punto de entrar en desesperación. Sí que puede ser, dijo la gallega excitada en un mar de alegría... sigamos, sigamos... No, yo no sigo más, dije fastidiada como nunca, es insoportable empatar siempre, Kika. Así no se puede jugar! Y bueno! dijo ella abriendo los brazos de par en par, entonces... desempatá y listo! Pero no puedo, no ves? le dije mirándola a los ojos, vos adivinás todo lo que voy a decir! Kika cambió la cara cuando me oyó decir ésto, como si la hubiera recibido un insulto. Entornó los ojos, acercó un poco su cara a la mía, y susurró: Noooo! VOS sos la que siempre adivina (y VOS lo dijo acentuando la V con los dientes sobre el labio inferior), porque yo ya lo tengo pensado de antes, lo mío tiene una lógica... así que... como yo lo pensé primero, tenés que ser vos la que adivina. Si no querés empatar siempre... hacé tu juego!
La verdad es que me quedé muda. La gallega era de por sí alguien que te sorprende con sus salidas, pero ésto era demasiado. De dónde sacaba que yo le adivinaba el juego! Y además que si le adivinara el juego... podría ganarle, para qué iba a querer empatarle?!
Mientras yo pensaba todo esto, ella, con el puño cerrado, la otra mano abierta, por debajo del puño, esperaba la próxima contienda. Dale, dale, ahora no te achiqués, a ver si me podés adivinar esta vez... la última, dale, la última...
Bueh... dije sin saber bien qué hacer, e irremediablemente pensando en que esta vez sí que debía adivinar, para poder decir algo diferente, o si no... iba a empezar a creer en los fenómenos sobrenaturales. Cerré yo también el puño y...
Piedra, papel o tijera!
Kika: tijera
Yo: papel
Brrrrrrravo! dijo ella saltando de la silla con los brazos extendidos al cielo! Siempre me da resultado! Listo, las compras para el asado del domingo las hacés vos. Uff! qué difícil... seguía diciendo como para sus adentros... ésta vez sí que fue difícil...
Y yo... bueno, no entendí nada de lo que pasó... pero me quedé pensando en que era la primera vez que se decía la opción "papel", y que... el juego de la gallega es imposible de adivinar. Mejor me voy a hacer las compras, que mañana Pedro se ofreció a hacer el asado.

jueves, 30 de julio de 2009

30- Sonidos fríos

Viste qué helada que cayó? Se ve todo blanco el jardín... La voz de Kika por el teléfono sonaba como lejana. Qué voz rara, le dije, te escucho lejos, la voz distinta...Y si, son cosas del frío, dijo la gallega como si fuera una teoría demostrada científicamente. Los sonidos con el frío se escuchan diferentes, aclaró. Pero Kika, de dónde sacaste eso? le dije, y ya me empecé a reír, ¡mirá si los sonidos se van a escuchar diferentes con..! Bueno, bueno, dijo ella seriamente, la verdad es que no sé si se escuchan diferentes o si suenan dieferentes, pero bueh... se escuchan diferentes. Qué... no sabías? El frío afecta todo, absolutamente todo...
Me quedé un poco callada pensando en lo que había escuchado, y diciéndome que nunca se me hubiera ocurrido relacionar el sonido con la temperatura. Ella mientras tanto seguía fundamentando lo que decía, incansable, como siempre a la hora de fundamentar.
Si querés hacé la prueba: golpeá la puerta de tu casa con el puño desde adentro que está calentito, y que la madera está calentita también, y después andá a la vereda y date una vuelta. Vas a ver que cuando volvés, y con la mano fría golpeás la puerta fría, eso suena diferente. Andá, andá si no me creés...
Bueno... balbuceé para zafar, sí, puede ser... y cómo es la diferencia del sonido? Y... dijo titubeando, la verdad que no sé bien, pero te lo diría así: Cuando el tiempo está cálido, el sonido viaja más, resuena mas tiempo, es como más largo. Cuando hace frío, en cambio, los sonidos son cortos, como golpes, mas secos... Ahora que me acuerdo, escuché en la tele en un programa de música, que hablaban de sonidos cálidos, o algo así... no sé si tendrá alguna relación... pero colores cálidos sí que existen, no? Si, claro, dije, son los rojos, los naranjas... Y bueno, ves? ahí tenés, replicó la gallega bien contenta. Si hay colores cálidos, hay colores fríos, no? Si, los azules, por ejemplo, aclaré, pero Kika... qué tiene que ver... Ah! Pero cómo te cuesta entender lo que te digo, che! -y en la voz se le notó el fastidio típico del que se siente incomprendido- que el frío afecta todo, TODO. Mañana nos levantamos bien temprano, cuando esté cayendo la helada, y salimos a escuchar, qué te parece? Hacemos el experimento..?
Esta gallega me va a hacer enfermar.

jueves, 23 de julio de 2009

29- Caramelos para el dolor

Hola Kika, dije estirando la mano con una bolsa llena de caramelos, y...? andás mejor? Desde la cama me miró un poco a mí, pero un poco más a la bolsa. Y, si, ando mejor... ésos son los caramelos Bonafide? guau! todavía existen?
Hacía un tiempo largo, un día, hablando de lo que nos gusta comer, empezamos a rememorar cosas ricas que comíamos en la infancia. Así es como salieron los famosos caramelos Bonafide cubiertos con chocolate. Las dos los habíamos comido cuando éramos chicas, y teníamos un recuerdo muy parecido. Si había algo que marcaba que un cuarto de caramelos podía ser un regalo era eso: que fueran aquellos famosos, cubiertos con chocolate que, además de ricos, eran un poco caros, y que se regalaban como algo especial.
Así que la gallega extendió una sonrisa de oreja a oreja cuando abrió la bolsa y confirmó lo que había visto. Estoy mejor, ya estoy mejor, decía covencida. Pero qué cosa... no veo la hora de levantarme de la cama, espero que mañana me pueda levantar! Desde antes de ayer, que se había sentido mal, Kika estaba convaleciente y un poco fastidiosa, esperando que los remedios le hicieran efecto, y puteando contra un dolor persistente de glúteos, debido a las inyecciones que le habían sido dadas.
Che, te parece a vos que las inyecciones tengan que doler tanto? Yo no lo puedo creer, te juro que no lo puedo creer. Ah, si? pregunté preocupada por ella, enserio duelen tanto? Que si duelen? dijo arrugando la cara, uf! mirá, al principio no tanto. Cuando recién te la aplican no molesta mucho, pero con el paso de las horas, sentís cómo se te va extendiendo un dolorrr, y se te empieza a poner la cola dura dura. Y lo peor es que el primer día, vos decís, bueno, mas tarde se me va a pasar... a la noche se me va a pasar... mañana se me va a pasar.... pero, me podés creer que te dura hasta el otro día? Y encima al otro día te tenés que dar otra, y ahí empezás de nuevo.... que lo parió.
Por suerte los caramelos le habían gustado y no solamente para comerlos, porque mientras charlábamos sacó uno de cada sabor y los puso arriba de la cama en hilera, para poder verlos. Esta Kika a veces parece una nena, pensé. Che, pero sabés que no puedo recordar si el envoltorio era como éste? me dijo después de terminar su clasificación. Me acuerdo que eran con un papel brillante, y doble... porque tenía dos capas de papel, no? Sssi, creo que sí, le contesté pero sin poder acordarme de nada. Qué lindos, me encantan, gracias che, y me miró como si le hubiera traído un regalo valiosísismo. Es que me trae recuerdos... dijo un poco nostálgica. Porque... yo no sé como era en tu casa, pero en la mía no es como es ahora con los pibes, viste? que todo lo que se les antoja se les compra, o que todos los días sale una golosina nueva, y van al kiosco a cada rato. Ni siquiera era tan común tomar Coca, te acordás? Cuando alguna amiga venía al boliche de mi viejo me decía bajito "pedile una coca a tu papá, dale, pedile una coca", porque no se tomaba gaseosa todos los días... pero... qué vieja me siento jajaja, dijo incorporándose un poco más sobre la almohada, Ay! me duele el traste! Bueno, me como el último. Comé vos también, dale, comete uno.
Pobre Kika... estaba toda dolorida. Pero igual se había puesto contenta un rato... y enseguida sale con esa facilidad para recordar... Estaba pensando en eso mientras aprovechaba para ayudarla un poco, ordenarle algunas cosas en la habitación, traerle un poco de agua... Un gritito interrumpió mi devenir mental.
Qué te pasa, le dije burlona, tenés el culo delicado? Y qué te parece! dijo gesticulando exageradamente con las manos. No lo puedo creer que las inyecciones duelan tanto, no lo puedo creer. Para mí que es porque a nadie le importa, che, que no descubren otra cosa. Qué querés que te diga, pueden mandar una nave al espacio, hacer un transplante de corazón, salvarle la vida a uno que dejó de respirar... y no pueden inventar inyecciones que no duelan??!! pero dejáte de joder...
Ultimo, último caramelo que me como hoy. Ultimo de últimos...

sábado, 18 de julio de 2009

Un meme es Otra cosa


Esta es una nueva sección. Le puse de nombre "Otras cosas", porque claramente no son relatos, no son pinturas, no son... Si, si, son Otras cosas. Siempre pensé que tendría que tener en mi casa una gran caja donde guardar esas cosas que no se dónde poner, (no les pasa lo mismo?) pero esa caja... dónde la pondría?
Por ejemplo, el otro día encontré una libretita donde escribía cuando era chica, tenía frases y dibujos. La encontré en una cartera vieja, que tampoco sé donde guardar... y dentro de ella también había un espejito, un dado, y un anillo que me queda chico. Son cosas que me gusta conservar, pero me es imposible recordar dónde las guardo, y claro, todo por no tener una gran caja que tenga una etiqueta que diga: "Otras cosas".
Así que en mi blog decidí que sí tiene que haber un lugar como ése, donde poder ubicar las cosas que quiero conservar y que no pertenecen a una categoría determinada.
Empiezo con un meme que me ha pasado Ico, una nueva amiga blogger. El meme dice que debo copiar la quinta frase de la página 165 del libro que estoy leyendo (y si no estoy leyendo ninguno, puede ser del que tenga mas a mano). En este caso se trata de "El libro de los amores ridículos" de Milan Kundera, que ya me estoy por terminar, y que no termino y no termino. Siempre me cuesta terminar un libro que me gusta, a ver si a partir de ahora me animo con éste.
Transcribo la frase:

...quería retener ese momento en que estaba...

Aunque no es parte del meme asociar con esa frase, se me ha venido un recuerdo de una especie de juego que hacíamos en la adolescencia con algunos amigos, generalmente los domingos a la tarde, cuando nos reuníamos en alguna casa a charlar de cualquier cosa, y a reírnos también de cualquier cosa. Resulta que llegaba un momento en que alguien tomaba un libro de la biblioteca y abría al azar en cualquier página y leía algo sin ton ni son... una parte de la página donde se hubiera posado su atención sin querer, y entonces teníamos que decir uno por uno qué nos sugería esa frase, o si imaginábamos algo al respecto, quien lo decía, o qué significaba. Nos gustaba mucho hacer ese ejercicio, e incluso algunas veces terminábamos pensando que era algo así como una señal, una predicción del destino. Bueno, les transmito este meme como corresponde a cinco personas, quienes también tendrán que escribir la quinta frase de su libro y luego pasárselo a otras cinco. Y si quieren pueden jugar también a asociar, o a interpretar la frase, (a ver si les predice algo) como cuando éramos adolescentes.
Aquí van los nombre de a quienes les paso la posta (por orden alfabético y todo)



jueves, 9 de julio de 2009

28- Contagio

Tratábamos con Kika de encontrar algo entretenido en la tele, pero no había nada interesante. En la mayoría de los canales estaban hablando del tema de la gripe A, dando cifras y más cifras...
Che, viste que estamos todos locos con el tema de la gripe?, me dijo ella leyéndome el pensamiento. Uf, si...dije realmente preocupada, qué terrible. Bueno, Kika, si nosotras hoy estamos acá adentro sin ir a ningún lado es también por el tema de la gripe...
La gallega se quedó pensando y asintiendo con la cabeza. Si, si, porque el problema no es solamente la enfermedad. Es también el miedo, viste? Es el miedo a la efermedad, y el miedo al contagio! Claaaro, dije yo, tenés razón. Son como dos miedos diferentes. Si seguimos así ya ni nos vamos a saludar!
Mientras que charlábamos tomábamos mate en la cocina. Eso sí, cada una con el suyo, porque en estas épocas que corren, ya no se puede compartir ni el mate!
Estaba pensando, dijo Kika interrumpiendo mis reflexiones, cuántas cosas son contagiosas, no? y algunas son peligrosas también, como la gripe... Mmmm... te referís a otras enfermedades? No, no solamente a las efermedades, me aclaró ella moviendo la cabeza de derecha a izquierda, yo estoy segura de que la maldad es contagiosa, por ejemplo. Vos te encontrás con gente que te hace cosas malas y enseguida a vos también te dan ganas de hacerle cosas malas a ellos, no? Y lo peor es que te sentís justificado! A veces te resistís al contagio y no lo hacés, pero ganas no te faltan! jajaja. Si, dije empezando a entender, tenés razón. Me acuerdo de un vecino que tenía que siempre barría la vereda y me tiraba la basura en la puerta de mi casa... Si! dijo Kika a los gritos, me acuerdo! el pelirrojo ese hijo de una gran p... Si, si, dije yo interrumpiendo, el pelirrojo, te acordás? Qué tipo maldito ese, al final terminé yo también haciéndole lo mismo, hasta que se convirtió casi en una guerra de basura! Jajajaa! Nunca te vi levantarte tan temprano a vos! decía Kika muerta de risa, para ganarle de mano y barrer primero la vereda! Qué cosa de locos! Pero, viste que tengo razón? la maldad se contagia...
Cada tanto la gallega se equivocaba y me daba un mate del suyo, pero enseguida se rectificaba diciendo: ah!, cierto che, que cada una con su mate...
Che,Kika, esto de tomar mate separadas no me causa gracia, dije por fin. Ella me miró, y se sonrió como con ternura. Y bueh... a mí tampoco me gusta, te parece..? Si, si, dije. Sigamos con uno solo... total, nosotras ya estamos contagiadas hace rato jajaja! Pero dale, seguí diciéndome que otras cosas se contagian, que me gustó el tema!
Al final terminamos haciendo una lista. La anoté en un papel y la pegamos en la puerta de la casa de Kika, para que todo el barrio la vea. En realidad eran dos listas de cosas contagiosas, una de cosas buenas , y una de cosas malas. Entre las malas estaban, la maldad, la bronca, las ganas de putear a alguien, el odio, el miedo... entre las buenas pusimos la risa, las cosquillas, las ganas de ayudar, el hambre, el bostezo, las ganas de comer chocolate...
Estuvo buenísimo, porque algunos vecinos pasaban con una lapicera para anotar lo que se les iba ocurriendo. Ahí nos dimos cuenta de que hacer listas de cosas... también puede ser contagioso.





(Si ya se contagió, puede agregar un item en la lista que se encuentra en la parte superior derecha de este blog. Si aun no se contagió, no pierda las esperanzas)


lunes, 29 de junio de 2009

27- Fiaca

Hoy es un día de esos en que tengo que hacer un montón de cosas y... no empiezo nunca, me confesó Kika cuando pasé el sábado a la mañana por su casa. Era raro que fueran casi las diez y ella estuviera como recién levantada, envuelta en su bata bordó, en pantuflas y con los pelos enmarañados.
Pero vení, sentate un ratito conmigo mientras se me pasa. A ver si me pongo las pilas... Y qué tenés que hacer? Te puedo ayudar?, ofrecí. No, no, gracias. Son cosas fáciles, cosas habituales, pero... a vos no te pasa? Me pregunto por qué uno a veces se levanta con tanta energía, como si se llevara el mundo por delante, y otros días... Hoy, por ejemplo: miro a la derecha y veo las facturas que fuí a pagar ayer al banco y todavía no las ordené; a la izquierda una pila de ropa que saqué de la soga y por lo menos la tengo que doblar, o guardar en algún lado; algunas compras me haría falta hacer, porque se me terminó el champú, y el dentífrico. Y lo peor... me tengo que depilar! Y no hago nada! dijo tomándose la cabeza. En ese momento pareció haberse dado cuenta de que ni se había peinado y ésto le causó un poco de gracia. Tengo el pelo como tengo los pensamientos, dijo con una risita. Porque no te creas que no pienso en esto. Me pregunto, me repregunto, y sabés hasta dónde llego?, y al tiempo de decir ésto, la gallega me miró como si estuviera a punto de contarme una reflexión sobre el origen de la humanidad. Yo por las dudas guardé silencio y esperé su respuesta. Ella se quedó unos instantes en silencio, se sentó despacio, se pasó la mano por el cabello rebelde y suspiró.
Cuando me levanto así, continuó lentamente, que doy vueltas y vueltas, que no resuelvo nada... me parece tan extraño todo... Por qué haremos las cosas que tenemos que hacer? Te imaginás si todos nos negáramos e hiciéramos una especie de... huelga? Porque todos hacemos de todo, que vamos, que venimos, que trabajamos, que ésto, que lo otro... como si fuéramos llevados (y subrayó la palabra con un tono de voz fuerte) a hacer y a hacer, no? Y qué nos lleva..?
La verdad es que nunca se me había ocurrido preguntarme semejante cosa, le dije sinceramente, no tengo idea por qué hago las cosas que hago... pero Kika, si no hiciéramos nada... también sería aburrido. Ella asintió, pero en seguida retrucó: no hacer nada no, eso sería insoportable... pero igual eso no responde mi pregunta.
De repente, como si se hubiera acordado de algo importantísimo, se puso de pie y abrió un cajón. Sacó una cajita y me la mostró: era un mazo de cartas españolas.
Te juego una escoba de quince, dale? Antes que ponerme a barrer... jajaja!
Ah gallega!, para jugar nunca tenés fiaca! , dije muerta de risa. Dale, pero si perdés te depilás hoy, eh? Y sin excusas!

lunes, 22 de junio de 2009

26- La sorpresa II

No sabía cómo encarar el tema con Kika. Lo que había pasado en aquella casona vieja era más que una sorpresa. Había sido una experiencia sobrenatural, la primera de mi vida.
Mudas las dos entramos a casa y nos sentamos, pero enseguida ella empezó a hablar, como si no hubiera pasado nada. Hablaba de cualquier cosa, de las compras que había hecho a la mañana, del frío, de los zapatos que le sacan ampollas cada vez que camina mas de dos cuadras. Yo me limitaba a calentar el agua, preparar unos mates, y calladita la boca me fui relajando de a poco, sin mencionar la sensación extraña que todavía me corría por los huesos.
Che, no tenés una curita? mirá como tengo este talón!, seguía la gallega de lo más normal. Es que no tendríamos que haber vuelto caminando. Bah!, caminando es una forma de decir, porque casi que me hiciste correr!
Yo la verdad es que la escuchaba pero no respondía, porque solamente pensaba en qué pregunta le iba a hacer, sabiendo que Kika no es alguien fácil de llevar, y que habla solamente de lo que quiere y cuando quiere. Decidí ser directa: Ahora hablá, le dije. Ella levantó la mirada de sus pies ya descalzos, y se sonrió. Como con ternura pestaneó lentamente y sin dejar de mirarme me pregunto: Y de qué querés que te hable?
Yo estaba un poco alterada todavía (aunque mucho menos, ya que me sentía mas segura en mi propia casa) así que levanté un poco el tono de voz, y la interpelé: Quiero saber todo. Y no me vengas con vueltas... quiero saber qué pasa en esa casa, quiénes son esos chicos, de dónde... Eeeh! pará!, me interrumpió, de qué estás hablando? Qué chicos?
Lo peor de todo es que la expresión de la cara de Kika era la de alguien que no entendía nada de lo que le estaba diciendo. Estaba fingiendo? Es que ella no había visto lo mismo que yo, esos chicos pálidos, con cara de... fantasmas, sus manitos agitándose en la ventana...?
Estás como loca! me dijo con una carcajada que casi me ofendió. Qué chicos viste? Vos estabas con un miedo... eso es lo que pasa.
Otra vez me quedé muda. Bajé la mirada y trataba de recordar bien lo que había pasado, pero algunas cosas se me escapaban. Tenía la sensación de haber vivido un sueño, y como a veces ocurre al contarlo, los detalles se van esfumando. Uno los quiere retener para ponerle palabras pero... se escurren y se van, sin remedio caen en el olvido. La casa, decía yo, las telas de araña... el árbol del fondo...los chicos atrás de un sillón, el niñito en la ventana. Por fin me vino a la memoria una frase de la gallega que era mi salvación. Aaaaah!, dije dando un golpecito en la mesa, también me vas a negar que me trataste de miedosa y que por culpa de mi miedo no me pudiste presentar a tus amigos? Si, si, eso te lo dije, aceptó ella con los ojos abiertos de par en par. Y entonces, de qué amigos hablabas? Acaso no eran esos nenitos tus amigos, que seguramente estan allí desde que vos eras chica y están tal cual, siguen siendo chicos, igualitos que en esa época porque... (y no me atrevía a decirlo) porque están... porque son...
Jajajaja! se descostilló la gallega. Vos tenés una imaginación, querida! Y al tiempo que se reía con ganas se agarraba la panza. Sin pausa en su risa sacó un pañuelito de papel de su bolsillo y se secó las lágrimas que le habían saltado, después suspiró como para dar fin a sus carcajadas y con toda seriedad me dijo: Mirá, yo no sé qué te pasó a vos ahí, en la casona. Capaz que la culpa fue mía porque te creé mucho misterio, y no sé qué cosas se te fueron apareciendo en la cabeza. Pero te voy a explicar: Viste que te hablé de una sorpresa? Bueno, la sorpresa era que en el árbol del fondo, ese árbol que debe tener como cien años... viven mis amigos.
De un salto me paré, le clavé los ojos y le dije: Viste?? Viste que hay algo raro ahí? cómo vas a tener amigos que viven en un árbol Kika, qué clase de amigos... no pueden ser humanos!,
Pará, pará loca! me decía y me mostraba la palma de la mano como un signo de "stop". Claro que no son humanos! Son ardillas! Siempre hubo ardillas en ese árbol, y en otros que están pegados a esa casa también, porque al lado hay un quinta grandísima, te acordás? Cada tanto me gusta ir a recordar cómo con los otros pibes nos acercábamos despacito para no espantarlas, y les poníamos algunos caramelos por ahí, cerquita del árbol. Nos quedabamos muy quietos y los bichitos se iban acercando, y después de un tiempo... se empezaron a hacer amigos, o amigas, no sé como se dirá poque había machos y hembras, claro. Yo te los quería mostrar, aunque no sé si todavía habrá alguna porque en el invierno se esconden... pero vos te asustaste tanto que no me diste tiempo a...
La gallega siguió entusiasmada explicándome su experiencia con las ardillas, y le gustaba tanto recordar que casi se había olvidado de mí. Se paraba, hacía movimientos sigilosos mostrándome sus técnicas para acercarse al árbol, y gestos graciosos como si otra vez fuera una nena. Y yo... bueno, qué puedo decir de mí. Mejor no digo nada. Sshh!

sábado, 13 de junio de 2009

25- La sorpresa

Este es un relato que surgió de una complicidad. Gracias a dos amigos blogger (los cómplices), ha resultado este producto. La foto y la idea original son de Carina Felice y su lente . El relato lo hemos escrito entre Martín Gardella y yo, cómodamente sentados en su living. Gracias a la generosidad de ellos, nuestro trabajo completo aparece hoy en Palabras sshh!





Cuando dimos vuelta la esquina, nos encontramos con la casa. Kika me había llevado hasta allí sin contarme demasiado, solo me había dicho que tenía una sorpresa.
- Dale, vamos a entrar - me dijo.
Al principio, me resistí un poco, pero la gallega enseguida manoteó la puerta y dio el primer paso. Kika la conocía de memoria, había estado en ella muchas veces, y le encantaba visitarla.
- ¿Ves? - empezó a contarme - la puerta siempre está abierta, porque nadie quiere entrar. Cuando éramos chicos, con los pibes del barrio entrábamos por la ventana y, aunque teníamos un poco de miedo, nos metíamos para jugar a las escondidas.
Aquella casona era un lugar húmedo, oscuro y crujiente. Nuestros pasos hacían rechinar el piso y debíamos tener cuidado porque, en algunos lugares, la madera estaba rota.
-Che, Kika, pero si este piso se rompe…- dije tímidamente
-Y… si se rompe vamos a parar al sótano – completó la frase, dando una carcajada.
-Pero, vos estás loca, ¡salgamos de acá!
Pero, ella estaba decidida. Me había hecho caminar como diez cuadras para mostrarme ese lugar y ahora estábamos ahí, iluminando nuestros temerosos pasos con la luz tenue de nuestras linternas.
-Pero vení, pasá- me dijo la gallega, como si se tratara de su casa - ¿Sabés los cuentos de terror que nos inventábamos acá? Imaginate, teníamos diez o doce años, creíamos en todas las historias fabulosas que te puedas imaginar. ¡Nos moríamos de risa!
-Si, cosas de chicos- dije, no muy convencida.
Recorrer las habitaciones de esa casona fue como meterse en un laberinto. Muchas de ellas estaban aún decoradas por muebles viejos, cubiertos por pegajosas telas de araña, iguales a las de las películas.
A pesar de que yo estaba muy interesada en conocer aquel lugar, algo me decía que era mejor irse, pero a Kika era imposible convencerla. Le pregunté por el dueño de la casa, pero ella respondió que nadie en el barrio lo conocía y que, por esa razón, podían entrar a la casa por lo menos una vez por semana.
- Nos metíamos por la ventana porque en ese tiempo la puerta estaba cerrada con llave – relataba Kika – y acá nos encontrábamos con los otros chicos.
La gallega se quedó en silencio, mientras abría un postigo que daba al jardín trasero y me mostraba un árbol gigante cuyas hojas habían tapizado el suelo. Yo ya me estaba poniendo nerviosa.
- Y ¿quién abrió la puerta, Kika? Porque, a ver... si estaba con llave y ahora no, es porque alguien tiene la llave! ¿Y quiénes son esos otros chicos a los que te referís?
Kika sólo respondió con una sonrisa.
-No te rías Kika, esta situación me pone muy nerviosa – le dije - Yo me voy.
Emprendí, decidida, el camino hacia la puerta. En el recorrido, alcancé a ver los rostros sonrientes de unos niños, escondidos detrás de los sillones del living polvoriento. Envuelta en un grito, crucé con dos saltos el amplio comedor y alcancé la puerta de calle. Cinco minutos después, Kika salió de la casa para reencontrarse conmigo en la esquina de la casona.
-Está bien, vamos – me dijo - Al final con vos, ¡no se puede vivir una aventura! Sos una miedosa. Ni siquiera me diste tiempo de presentarte a mis amigos.
Desde la ventana apenas entreabierta, un niño pálido saludaba a Kika agitando su mano. La aparición me dejó muda, y recorrimos todo el camino de regreso sin dirigirnos la palabra. Cuando llegamos a la puerta de mi casa, invité a Kika a tomar unos mates. Tenía muchas cosas que contarme respecto de esa casa, pero preferí que me las cuente desde el lado de afuera, sentadas cómodas y tranquilas, en el comedor de mi casa.

domingo, 7 de junio de 2009

24- Concentración

Cuando fui a visitar a Kika estaba en medio de una batalla culinaria. Se había puesto a cocinar guiso de lentenjas, y, como siempre que cocina, la gallega arma una batahola terrible. Apenas me abrió la puerta me lo advirtió: Acomodate por donde puedas, porque estoy cocinando.
Eso era tal cual. Había que acomodarse donde se pudiera, porque no había lugar en la cocina ni para apoyar las manos. En la mesa, en la mesada, en el lavaplatos... en todos lados había cosas. Pero es necesario que cada vez que cocinás uses tantos elementos, Kika?, empecé preguntando. Y... qué se yo, me contestó con un suspiro. Es que no me doy cuenta, y cada vez que necesito pinchar, uso otro tenedor, si se me moja la mesada, saco otra servilleta, si tengo que cortar busco otro cuchillo del cajón de los cubiertos... es como una manía que tengo, viste? Yo creo que es porque me pongo a cocinar y para mí es como si jugara. Entonces, no estoy pensando en cuánto ensucio, o si hago despelote. Y a vos, te gusta el guiso de lentejas? Uf!, dije sacudiendo la mano, me enloquece!
Mientras halábamos, y supongo que por cierta vergüenza que sintió ante mi observación acerca del despelote que había allí, la gallega empezó a ordenar un poco. Sobre todo unas diez tarteras y moldes de metal que andaban por el suelo, los levantó y empezó a apilarlos...Chin, pum, pam, cham pim, pom, y a intentar guardarlos en el bajo mesada. Eso no le resultaba fácil, porque por supuesto tiene cantidad de cosas allí, así que le costaba que entraran.
Pero este coso que no entra! Cómo puede ser!, decía a los gritos. Si salió de ahí, ahora tendría que entrar. Ay! que se me quema el guiso! Ves? es que tengo que estar muy concentrada para cocinar, porque si me distraigo en cosas sin importancia... querés probar a ver si le falta sal? Esperá que le bajo un poco el fuego, dale, vení, probá.
No pudiendo con mi genio, al acercarme levanté dos o tres moldes de budín que se habían desparramado en el intento por guardarlos, y ya estaban otra vez olvidados en el suelo. Me acerqué la cuchara a la boca y soplé. Mmm! está buenísimo! Si? qué suerte! Quedate a comer, entonces! dijo feliz.
La verdad que la invitación me alegró, pero ya estaba sintiendo que no iba a poder permanecer mucho tiempo allí, entre tanto cacharro. Así que se me ocurrió una idea: Bueno, gracias, me quedo, pero te ayudo a juntar todo esto, querés? Y al tiempo que lo dije me arremangué para empezar a lavar. La gallega soltó una risita y me guiñó un ojo. Y bueh... si a vos no te molesta... pero vas a pensar mal de mí, que soy una desordenada! jajaja.
Entre las dos, ella revolviendo de tanto en tanto, y poniendo la mesa, y yo juntando, lavando, secando y guardando, enseguida dejamos la cocina mas habitable y hasta nos alcanzó el tiempo para sentarnos un ratito mientras esperábamos a Pedro.
Estábamos conversando de bueyes perdidos, y picoteando unos pedacitos de pan, cuando un ruido estruendoso nos dejó tiesas. Kika y yo nos miramos fijamente, como queriendo leer en la mirada de la otra la explicación de semejante batifondo. El ruido provenía de la alacena del bajo mesada, donde un ratito antes, como con arte malabaristas, yo había guardado los moldes de metal. Kika abrió la puertita muy despacio, como si de allí fuera a salir un monstruo, y espió.
Nada, dijo cerrando los ojos, no pasa nada. Uy, mirá ahí llega Pedro, ahora sí vamos a comer las lentejas!
Por las dudas no pregunté, pero me imaginé que un derrumbe atroz había terminado con la torre que había armado con tanto esmero. Y entonces aprendí algo de Kika. Que para hacer las cosas bien, hay que concentrarse en lo que se está haciendo, y no distraerse con tanta cosa sin importancia que anda por ahí. Así que, me dije... a comer lentejas! y que se venga el mundo abajo.

sábado, 30 de mayo de 2009

23- La espera

Hoy, como todos los sábados, salí temprano para comprar unas medialunas para el desayuno. Casi todos los sábados me la encuentro a Kika por el camino, ya que para ir a la panadería tengo que pasar por la puerta de su casa, y ella también hace las compras a esa hora. Para ese lado me dirigía, cuando de lejos diviso a la gallega sentada en el escalón de su puerta, vestida todavía con pijama y bata, con la mirada perdida y con los brazos al rededor de sus rodillas.
Hola, qué te pasa?, le dije en voz baja. Kika levantó la cabeza y me miró, con unos ojos... como vacíos. Estoy esperando, me contestó. Y qué esperás?, pregunté bastante extrañada.
Silencio.
Largó un suspiro, y por fin aclaró: estoy esperando... que se me ocurra alguna idea.

jueves, 21 de mayo de 2009

22- Refranes

"Al mal tiempo, buena cara", dijo Kika mirando el charquito de lluvia que se había formado en la vereda. Sin dejar de mirar las gotitas, la gallega soltó una risita y siguió hablando: Podés creer que la gente tenga siempre un refrán para la ocasión? Cuántas pavadas que uno dice por día, no? Por qué tengo que tener buena cara, si tengo toda la ropa tendida y no se me seca por esta humedad? Ah! dije, con cierta ironía, pero... "lo que mata es la humedad". Kika levantó la cara y me dirigió una mirada de fuego. Vos también, che! Dejame de joder con los refranes! Ahora me vas a venir con que "al que madruga Dios lo ayuda"... y yo te digo, yo madrugo siempre y no siempre me ayuda Dios! Si, si, galle, pero... dije ya divirtiéndome, "no por mucho madrugar se amanece mas temprano"!
Al instante, de los ojos de Kika salieron flechas que se clavaron en mi frente. No te enojes, che, era un chiste! dije yo, pero ya era tarde. Demoré mucho en darme cuenta de que mi amiga no tenía un buen día, y todavía tiré más de la cuerda: A ver... cuándo lavaste la ropa? Ayer, me contestó seca. Ah, y seguro que la tenías sucia desde antes! Y... dijo pensativa, puede ser... Viste? dije entre risitas, "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy".
Quedé sorprendida al ver que un montón de gotas voladoras salían disparadas desde el piso y me mojaban los pantalones hasta por debajo de la rodilla. Un momento después me di cuenta de que Kika había saltado en el charco con fuerza, y de ese modo me había salpicado dejándome media pierna derecha llena de manchas de agua sucia.
Ah!! dije, a punto de matarla, pero enseguida me detuve porque me di cuenta de que se había arrepentido. Perdón, dijo mirándome desde abajo de su gorro de lluvia, pero me dió bronca! Y ahora? dije entre enojada y confundida, qué hago? Estoy toda manchada Kika!
Y bueh... dijo ella. Vos insististe, viste? "Y tanto va el cántaro a la fuente..." Yo estaba enojada, y vos dale que dale. A ver si aprendés, que "más vale prevenir que curar", y al decirlo levantó un dedo como quien dice una máxima salvadora de la humanidad. Quise decir algo, pero... no paraba de hacerme en mi cabeza la siguiente pregunta: En qué momento se dieron vuelta los papeles? Cómo hizo esta Kika para ser ella ahora la que se ríe y yo ser la que empezaba a enojarme?
Sin decir nada empecé a caminar, para no seguir con ésto que ya no me estaba gustando. Atrás mío venía la gallega, en fila india para no mojarnos tanto y aprovechar los tolditos que nos cubrían un poco. Una cuadra, dos cuadras...
Che, ahora te vas a tener que lavar el pantalón, me dijo desde atrás. Sh! callate, Kika, alcancé a decir.
Otra cuadra y ya estábamos llegando. Ya podía ver la puerta de mi casa, donde tendría que volver a entrar, cambiarme, y volver a salir. Qué fastidio! Tenía ganas de decirle algo, pero sabía en lo profundo de mi conciencia, que era yo la que la había provocado, asi que...
En la puerta de casa, la gallega se acercó mas para despedirse, y me dijo: bueno che, no es para tanto... pensalo así: hoy lavar el pantalón no te conviene porque está lloviendo y no se va a secar. Así que... "Deja para mañana lo que debes hacer hoy" que a lo mejor mañana sale el sol, y las dos tenemos mejor cara. Qué te parece?
Pero esta no la termina, dije para mis adentros.

lunes, 11 de mayo de 2009

21- Juego de niños


Qué risa ver a Kika jugando en la vereda con los pibes del barrio! Lo más graciosos fue que yo venía caminando completamente distraída, y cuando doy vuelta a la esquina... qué me encuentro!! A la gallega con la piedra en la mano jugando a la Rayuela de lo más entusiasmada. Ella ni se percató de mi presencia, así que me quedé parada medio escondida detrás de un arbolito y la observé. No tardó en perder, porque tiró la piedra demasiado fuerte y fue a parar a la alcantarilla. Los chicos fueron corriendo atrás de la piedrita, pero rodó, rodó y rodó... y desapareció en una rejilla tomando un camino sin retorno. Después de ésto ví como todos se pusieron a buscar enseguida otra para reanudar el juego, mientras que la gallega corría hacia el kiosco y volvía con una coca, que se la fueron pasando uno a uno, como si fueran un equipo.
Cuando le tocó al mas chiquito (unos 6 años, más o menos), me quedé asombrada. El pibito no perdía nunca! Y cada tanto le gritaban algo, no sé si para ayudarlo o para distraerlo y hacerlo perder: "Dale Pepo", "cuidado, vas a pisar la raya", y así un rato largo. Ya estaba por el 8 cuando pareció haber pisado la línea. El ataque que le agarró a Kika! Que pisó, que no vale, que no importa si fue un poquito, que le toca a Tomás, que no vale, que pisó, que no vale... Ay! me dije, qué chiquilina que es esta gallega! Había muchas dudas entre los participantes, hasta que por fin se resolvió por votación por "va de vuelta", y, para el desconcierto de varios, Pepo salió triunfador.
Se procedió entonces a repartir los premios, me quedé mirando un rato más, porque me causó mucha gracia que fuera con premios y todo. El primero fue para Pepo, que se ganó tres fichas para jugar al metegol, el segundo eran dos fichas, que se las ganó un nene mas grande del que desconozco el nombre, y el tercero era un chicle Bazooca de tutti-frutti, que se lo llevó una nena, y se puso tan contenta que empezó a saltar por la vereda tarareando una canción que creo que era inventada.
Justo entonces, Kika me divisó atrás del árbol y se acercó:
-Qué haces che, querés jugar? Ahora empezamos otra.
-Nooo- sonreí- Yo ya no juego a esas cosas.
-Y por qué?
Me quedé muda un instante. No sabía ni cuándo ni porqué había dejado de jugar a la rayuela.
-Porque... porque... es cosa de pibes, dije incomodísima.
-Ah, no sé -dijo ella levantando los hombros- la Rayuela es mi preferida. Es la forma más divertida de llegar al cielo.

lunes, 4 de mayo de 2009

20- La comedia de Natacha

Donde estuviste ayer, que no te pude encontrar en todo el día? Le pregunté el domingo a la mañana a Kika. Estuve en lo de Natacha, me contó, fuimos para allá con Pedro a la tarde temprano y recién regresé a la noche, porque se hizo larga la visita. Ah, dije casi celosa, con razón... porque te quería invitar a ir a caminar un rato, viste qué lindo y soleado que estaba? Si, si, me dijo Kika un poco meditabunda, pero es tardamos en volver porque... esta Natacha... la verdad que a veces me preocupa un poco, porque cada día está mas despistada!
Mientras charlábamos íbamos caminando hasta la panadería, como todos los domingos, a comprar algo rico para desayunar, pero estábamos demorando bastante en llegar, porque a cada paso la gallega se detenía a juntar hojitas de los árboles y los iba guardando en la bolsa.
Mirá qué linda ésta, me decía cada tanto, tiene un poco de rojo y de naranja... me encanta. Y por qué decís que Natacha es tan despistada?, quise saber. Desde donde estaba, así en cuclillas, dió vuelta la cabeza y me miró con una media sonrisa. Qué, nunca te hablé de eso? Ah, bueno... te voy a dar un ejemplo, pero es solamente un ejemplo, eh? Porque siempre, siempre que voy a la casa pasan estas cosas, qué barbaridad! dijo, ya incorporada y tocándose la frente con una mezcla de preocupación y resignación, aunque seguía sonriendo como si un poco le divirtiera. Me contás Kika?
Bueno mirá, comenzó, desde que llegás a la casa empiezan los contratiempos. Tocás el timbre y entonces... nadie encuentra la llave. Desde adentro se escuchan gritos:

"Dónde dejaste la llave, Teodoro??"
"Qué se yo" dice Teodoro "la última que la tuvo fuiste vos!"
"Ya vaaa!! Che, que son Kika y Pedro, dale, ayudame a buscar la llave, que debe estar por ahí, donde dejaste la bolsa de los mandados!"

Jajaja! Bueno, Kika, pero eso es muy común que pase, muchas veces las llaves se pierden... Noooo, me interrumpió ella, pero en lo de Natacha es como un ritual!. Después, a encerrar al perro, que se llama Gofi:

"Gofi! vení para acá! Éste perro! Mirá cómo ensucia con las patas llenas de barro! Gofi! agarralo y encerralo! que la va a saltar a Kika y ya sabés que no le gusta!! Y las llaves???"

Bueno, todo así, hasta que por fin te abren. Entrás, y todo bien, porque Natacha y Teodoro son divinos, viste?, con ellos me re divierto y charlo hasta que no damos más, pero cuando vamos a tomar mate, empezamos con otra cosa. Se me ocurre decirle:

"Qué bombilla rara" porque era como de plástico... qué se yo.
"Si" entonces dice Teodoro "Esa bombilla es una mierda, cambiala Natacha!"
"No" digo yo "dejala así".
"Si, si tenés razón" me dice ella enseguida "esperá que tengo otra, pero es que Teodoro siempre las tapa".
"YOO???" grita Teodoro "A mí siempre me culpan de lo mismo. Cómo voy a hacer para tapar la bombilla? Esas son cosas que inventa ésta piba".

Mientras que la gallega me iba recreando este divertido diálogo, ya estábamos llegando a la panadería, así que entramos, compramos una docena de medialunas cada una, y salimos. Yo no quería que se perdiera el hilo de la conversación, así que insistí en preguntarle qué más había pasado. Bueno, siguió Kika, cuando por fin cambia la bombilla, nos sentamos a tomar mate. Le da un mate a Teodoro, y... adiviná qué pasa? No puede ser, le digo. No me digas que... Siiiii, dice Kika muerta de risa, sa tapó la bombilla!!

"Ves?! Te das cuenta?" Decía Natacha. "Este tipo siempre hace lo mismo, toma un mate y chau, hay que lavar la bombilla que es re dificil de limpiar, la verdad que no sé cómo lo logra".

La cuestión es que, se para Natacha, limpia la bombilla con esos cepillitos que hay, viste? Si, le digo recordando que tengo uno en casa y nunca lo uso. Mientras tanto Pedro miraba la escena sin decir nada, porque yo a Natacha la conozco de toda la vida, y ya estoy acostumbrada, pero a Pedro siempre le da la misma sensación. Me mira como diciendo "es increíble, acá siempre pasa algo", porque en realidad la cosa no termina ahí. Cuando vuelve Natacha con la bombilla destapada, el agua se había enfriado, así que saca el agua del termo, la pone a calentar y dice.

"Le cambio un poquito la yerba y...ya estamos, eh?"

Mientras tanto el perro se suelta, entra a lo loco a la casa y Teodoro que trata de atraparlo para sacarlo al patio... y cuando Natacha va a arreglar el mate...

"Es increíble!" dice ya riéndose de los nervios, "Nos quedamos sin yerba, Teodoro".

Ah bueno! dije yo ya muerta de la risa, pero Kika, esto es una comedia! Si, si, es una comedia, decía la gallega agarrándose la cabeza. Lo peor es que Teodoro ya estaba empezando a enojarse, porque es un tipo de pocas pulgas, viste? y Pedro ya no aguantó más y largó una carcajada que rompía los cristales. Y bueno, que le vas a hacer, tuvimos que salir a comprar yerba! Imaginate lo que tardamos en tomar mate! Y... se nos hizo de noche
Las dos nos reíamos por la calle al tiempo que llegábamos de vuelta. Nos despedimos en la puerta de la casa de Kika pero antes abrió la bolsita donde había guardado las hojas y empezó a revolverlas nerviosamente. Uh! estoy frita! me dijo con cara de desesperación, me parece que perdí las llaves!
Jajajajajaaajjjjjj! gallega querida! lo de Natacha es contagioso!!

sábado, 25 de abril de 2009

19- El destino de las porquerías

Me costó encontrar a Kika esta semana. Según me dijo estuvo muy ocupada haciendo una limpieza profunda en la casa. Pero... limpieza limpieza!, me aclaró después. Tiré de todo, no te imaginás, como diez bolsas de consorcio llenas de porquerías!, me contaba agarrándose la cabeza. Es que en una casa a través de los años, se van acumulando tantas cosas, vos viste? Si, le contesté pensando en que yo tendría que hacer lo mismo algún día. Y cómo te decidiste, Kika? Porque esos son trabajos horribles de hacer! Se tarda tanto tiempo... Si, tenés razón, dijo ella cerrando y abriendo los ojos como en cámara lenta, yo empecé el martes, y mirá, tardé como hasta el jueves en tener de vuelta una casa habitable.
Hizo una pausa y enumeró tocándose los dedos uno por uno: Tapitas, trapos, lapiceras sin tinta, frasquitos de perfume vacíos, ovillitos de lana que no te alcanzan para tejer nada, revistas que en otra época me interesaban, anteojos de sol con la patilla rota, un florerito partido envuelto en diario con los pedazos esperando a que alguien los pegue... y al lado el pegamento ya seco! Por qué guardaremos tantas porquerías? Yo creo que un poco el problema es que Pedro y yo somos parecidos en eso. Los dos somos unos eternos acumuladores de cosas con esperanza!. Jajajaja, Cosas con esperanza? dije divertida, y siiii, me explicó la gallega, son cosas que en sí conservan la esperanza de que alguien las rescate, viste? Y uno las guarda, pienso que por no traicionar eso, por que esto puede servir mas adelante, esto otro lo vas a arreglar cuando tengas tiempo, lo de mas allá se lo vas a regalar a tu sobrino para que juegue, y así...
Mientras charlábamos recordé que en otro momento, Kika ya había confesado cierto interés por el destino de las cosas que se tiran, pero no dije nada, y seguí caminando. Nos estábamos dirigiendo a la plaza que hay en el barrio, y ese es un paseo que hacemos habitualmente, principalmente porque es una placita chiquita, muy linda, con hamacas y unos bancos de piedra en los que es hermoso sentarse a recibir el sol de otoño. Justo cuando nos sentamos, Kika mira al suelo y ve un tornillo: Ves? ahí está el problema, me dice señalándolo, es que las cosas parece que te tientan. Porque uno ve ese tornillo y piensa: cuántas veces necesitás colgar un cuadrito y no tenés el tornillo adecuado. Y si fuese ese el que vas a necesitar? Y entoces te lo metés en el bolsillo, y cuando llegás a casa lo dejás por ahí, adentro de un cenicero. Después vas a fumar y por no tirar el pucho arriba del tornillo lo ponés sobre la mesa del televisor, "después lo guardo en el frasco de los tornillos", te decís, pero te olvidás, y resulta que cuando buscás el control remoto y sin querer tocás el tornillo decís: "ah, cierto... pero ahora... quiero ver la tele" justo te llaman por teléfono, y vas con el tornillo en la mano y lo dejás en la cocina. Mientras hablás con una amiga llega tu marido a la casa que va a hacerse un café y ve el tornillo, y pregunta: Y este tornillo? de dónde salió? Por no explicarle decís: dámelo, yo lo guardo, pero como ibas a la habitación a ver la tele lo pasás a la mesita de luz. Al otro día te estás cambiando para irte y buscando una pulsera que dejaste por ahí te lo chocás de nuevo, y ahí pensás: "otra vez ésto acá", así que lo metés en el cajón de la mesa de luz. Y listo. Ya no lo ves más así que no te molesta. Y cuando te querés acordar en ese cajón tenés de todo y lo que querés guardar no te entra. Ahí es donde algo que podría ser útil se convierte en "esas porquerías que guardo y no sé para qué".
Sin decir palabra me quedé mirando a la gallega, y dándome cuenta de que lo que estaba oyendo es lo que le pasaría a la mayoría del común de los mortales, de modo que...el destino del tornillo ahí tirado en el pasto... ya estaba dictado.
Kika miraba al piso sin hablar, y movía la cabeza lentamente, como si se lamentara. Nos habíamos puesto tristes? Che Kika, dije enseguida, ahora no nos vamos a poner a penar por el tornillo... es ridículo! Si, sí tenés razón. Mejor me lo llevo y lo pongo en el frasco.

lunes, 13 de abril de 2009

18- Espejo

Lo que vemos no es lo que es, me dijo Kika el domingo. Me di cuenta hoy, cuando tenía que salir, y me miraba a cada rato al espejo. No te pasa a veces eso? Si, si, la verdad que me pasa casi todos los días, acepté. Y sabés por qué pasa eso? Preguntó como si no tuviera de antemano una respuesta. Bueno... empecé a contestar... yo por lo menos, cuando salgo quiero estar segura de que estoy bien arreglada, o bien maquillada...
La gallega se quedó pensando, y mientras lo hacía entornaba un poco los ojos, como si estuviera enfocando algo. No, dijo rotunda, a mí me pasa por otra razón.
Me quedé esperando un instante, dos instantes, tres instantes... esta Kika siempre la misma costumbre sostener ese silencio... se frotó un ojo como si tuviera una basurita, y siguió: A mí me pasa porque lo que yo veo en el espejo no coincide con lo que pienso que voy a ver. Y no se trata de belleza, ni de fealdad, ni de virtudes o defectos, poque ni siquiera es que me imagino alguna imagen en particular. Simplemente lo que veo no es como yo siento que soy, dijo subrayando la frase. Me parece que es por eso que me miro tantas veces antes de salir. Creo que me miro muchas veces a ver si me convenzo. Pero sigo pensando que lo que veo no es lo que es.

miércoles, 8 de abril de 2009

17- Kika ladrona




Ahora sí que está llegando el otoño, viste? me comentaba Kika mientras se ponía un saquito sobre los hombros. Por fin, ese calor ya me estaba cansando! Si, si, le dije, el otoño es agradable. A dónde vamos galle? Y, no sé... caminemos para allá, te parece? Bueno, acepté. Ese día era domingo, temprano a la mañana. Había muy poca gente por la calle, porque la mayoría duerme un poco más los domingos. Era el día indicado para el objetivo que había planteado Kika.
Empezamos la caminata calladas, como pensativas, confieso que me sentía un poco incómoda, como si estuviera a punto de delinquir. Es que la propuesta de la gallega había sido muy clara: Acompañame mañana a robar gajos, porque sola me aburro, dale? Yo en el momento le dije: Si, si, vamos, te acompaño, pero después me quedé pensando que yo jamás en mi vida había robado, ni siquiera sabía cómo era eso de "robar gajos", y había aceptado como si lo tuviera tan claro! De todos modos me consolé pensando que recién salíamos de la casa de Kika, y que todavía tenía tiempo de arrepentirme. Y si nos descubrían? Y si cuando estaban por descubrirnos Kika salía corriendo y yo quedaba cargando con la culpa? (como hubiera hecho su amiga Natacha cuando eran chicas)
Me di cuenta que estaba pensando exageradamente, y que Kika no sería capaz de llevarme tan naturalmente a cometer un delito, así que, me dije a mi misma, terminala con tanto miedo y preguntá de qué se trata lo de robar gajos, y listo! Hice caso a mis propios pensamientos, y le pregunté a Kika, che, ¿Cómo es lo de robar gajos? Ah, nunca lo hiciste? y de dónde sacaste tantas plantas vos? me dijo extrañada. Y... las compré, bueno...algunas me regalaron. Ah, nooo! dijo la gallega, pero no es lo mismo! mirá, cuando vos robas un gajito de una planta, le estás dando la posibilidad de que su especie se propague, entendés? sin necesidad de que eso se convierta en un negocio para nadie. Yo todos los otoños hago esto. Recorro el barrio, miro bien... y cuando me gusta una plantita de algún jardín, chac! Chac? dije yo. Si, le cortás un pedacito, lo metés en la bolsa y salís caminando como quien no quiere la cosa, y chau. Cuando llegás a tu casa los plantás y eso sí, los tenés que cuidar muy bien del frío, hasta la primavera. En primavera, si prendieron, empiezan a dar hojitas. Eso te da una alegría!
Y por qué en vez de robarlos no los pedís? le pregunté muy segura de que cualquiera estaría dispuesto a dar un pequeño pedacito de su planta. Kika hizo como si no me escuchara y siguió caminando. Mirá, mirá, me dijo señalando un jardín. Ese Malvón, prende muy bien de gajo, pasate de este lado, me dijo por lo bajo, dejame del lado de la pared. Del bolsillo del pantalón sacó una tijerita, y tal como lo había dicho, chac! y a la bolsa. Y todo ésto casi sin dejar de caminar! A mi me agarró una risa! no sé si por la velocidad de la tijerita en su mano, o por la cara de disimulo de Kika, pero tres pasos más y me tuve que poner a reír, porque no aguantaba más. Qué te pasa? me miró con un poco de fastidio, de qué te reís? Es que sos una profesional! Tenés una velocidad para esto, que madre mía! dije disfrutando como loca de la situación. Robás algo más aparte de gajos? agregué para provocarla un poco. Estás loca? yo robo gajos porque aparte de que me gustan las plantas, es hacer una obra de bien. Las plantas son como las personas, con esta diferencia: ellas no se pueden mover por sí mismas. Así que se trasladan simbólicamente a otros jardines en nuevas plantas, como teniendo hijos, entendés? Yo la miraba y no decía nada, pero ya me parecía que la gallega tendría una buena defensa! Este Malvón, por ejemplo, aunque yo lo plante en mi casa va a ser siempre parte de la planta original, y así - porque a mí también me roban gajos, qué te creés- de esta plantita capaz que mas adelante sale otra en otro lado, y otra... mirá, mirá que belleza ese Jazmín... cómo se llama? creo que es Jazmín Chino, vení crucemos la calle. Sin dejar de hablar Kika repitió la operación, pero del Jazmín se llevó como tres ramitas, aclarando el siguiente punto: me llevo mas de éste porque es muy dificil que prenda, es una planta más fina, viste? y ojo, que a la planta esto no le hace nada mal! al contrario, si vos en otoño las cortás un poco, toman fuerza, y después crecen mejor. Me parece que estás inventando Kika, le dije con ternura. No, no te creas, que yo lo ví con mis propias plantas.
Me quedé imaginando cientos de personas caminando por el barrio a horarios donde pasa poca gente, incluso a la noche, o a la madrugada, con tijeritas en los bolsillos y robándose trocitos de plantas unas a otras, y la imagen me dió otra vez ganas de reír, pero me contuve. Che gallega, dije insistiendo con la misma pregunta de antes, en vez de robar, por qué no los pedís?
Bueno... yo te voy a decir algo: hay como una regla implícita acerca de los gajos. Yo no sé si es así en todos lados, pero acá... desde que yo tengo uso de razón... dijo levantando su dedo índice, a los amigos se les piden, y a los desconocidos se les roban. Y terminala con tu moralina! que no es para tanto che!
Seguimos caminando un poco más, y mientras escuchaba cada tanto un chac!, pensé que Kika tenía otra razón en robar gajos. Sin duda pedirlos no hubiera sería tan divertido.

miércoles, 1 de abril de 2009

16- Travesura

Cuando volví esa tarde del trabajo, apurada y con mucho interés me fuí hasta la casa de Kika a tomar unos mates, como habíamos quedado, y de paso a conocer a Natacha. Cuando llego a la puerta, me dispongo a tocar el timbre y justo en ese momento la gallega abre la puerta, quedándose sorprendida de verme ahí parada. Qué hacés che, justo ibamos a comprar algo para comer con el mate... pero pasá, pasá... Ahí le expliqué que yo ya traía unas facturas que había comprado por el camino, así que nos dispusimos a entrar. En dos o tres pasos más, ya Kika se ocupó de presentarme a Natacha, que venía saliendo con ella, y las tres nos fuimos a sentar a la mesa de la cocina, que es donde mas nos gusta a Kika y a mí ponernos a charlar.
Lo que mas me impactó de Natacha fueron sus ojos de turca, llenos de pestañas negras amontonadas, que se mueven con cierta picardía. Natacha fue muy amable, y muy simpática, pero de poco hablar. Me fijé en su cabello brillante y largo, justo pensando en lo que habíamos hablado a la mañana, y entonces me dí cuenta de que toda ella estaba arreglada con extremo cuidado y detallismo. Y a qué hora llegaste? Pregunté como al pasar. Viajaste bien? Si, si, me dijo, pero llegué un poco tarde... dije que venía a la una, pero hasta dos y media no pude llegar, siempre hay cosas que a una la retrasan, viste?
Kika y yo nos dirigimos una mirada cómplice, pero no dijimos nada.
La tarde estuvo buena, charlamos de cualquier cosa... nos reímos un poco... y se terminó. Ninguna historia, ninguna anécdota. Me volví a casa un poco decepcionada.
Sí que resultó ser una persona reservada esta Natacha!! Para colmo de males, cuando me vuelvo a encontrar con Kika, me dice: No sabés cómo se enojó Natacha con lo que escribiste en el blog!, bueno, en realidad se enojó conmigo, por haberte contado y haberte dejado que lo publiques... Uh! y ahora qué hacemos?? dije preocupada. Naaaaaaada, ya se le va a pasar! yo ya hablé con ella, y me parece que entendió que no fue con mala intención.
La ví a Kika muy confiada en que su amiga entendería que no habíamos querido molestarla, así que aproveché para hacerle algunas preguntas. Pregunta va, pregunta viene... me termina diciendo: mirá, se le va a pasar el enojo, porque le dije esto: "Mirá Natacha, lo que hicimos fue nada mas que una travesura". Y para travesuras... ninguna mejor que Natacha! Nunca conocí a una chica mas traviesa! Y además cuando éramos chicas un montón de veces hacía cosas y después me culpaban a mí. Así que... dijo Kika muerta de risa... que se lo tome como un ajuste de cuentas! Jajajaja! Sabés lo que hacía? subíamos a la terraza de la casa de ella, y desde arriba mirábamos a la gente pasar, y de golpe... no sé de dónde sacaba una bolillita que había cortado del árbol de la calle, y se lo tiraba a alguien que pasaba. Tenía una puntería! y además una rapidez para esconderse enseguida agachada detras de la pared! Que muchas veces yo, que estaba al lado quedaba parada a la vista del tipo que iba por la calle y me gritaban cosas a mí, "Pará nena de tirar cosas desde arriba, que le voy a decir a tu papá!" y ella, escondida desde abajo se mataba de risa y me decía: por qué te quedás ahí parada? Escondete!
La verdad es que no me la imaginaba a Natacha haciendo tantas travesuras, porque tiene apariencia de persona seria, le dije a Kika. Tras unos instantes de silencio, la gallega me dirigió una de sus mirada de interrogación, y me dijo: Tenés razón... será que cambiamos con los años, o lo que cambia es nuestra apariencia?? Mejor dicho: cuando nos hacemos grandes, somos distintos o...disimulamos mejor?

viernes, 27 de marzo de 2009

15- Natacha

Mientras estaba haciendo la cola para tomar el colectivo, Kika me daba charla al lado mío. Eso es algo que pasa habitualmente, porque cada mañana, cuando salgo para el trabajo, ella también sale para hacer las compras y nos encontramos, un poco por casualidad, un poco por hábito.

Sabés quien viene hoy a visitarme? Natacha, mi amiga de la infancia. Ah! Natacha! si... que me hablaste de ella en muchas oportunidades! Me encantaría conocerla, dije casi como un pedido.

Ah!, a vos te gustaría Natacha, porque también como a mi, a ella le encanta contar historias viejas. Con Natacha nos conocimos cuando yo me mudé al barrio donde ella todavía hoy vive. Todavía éramos chicas, teníamos diez u once años... , estábamos en la edad de jugar en la vereda, como se usaba en ese tiempo. Yo la miraba cómo jugaba con otras nenas, y yo era la nueva, viste? eso siempre te pone un poco incómoda. Me quería acercar, pero no podía, no me animaba. No sé porqué me había llamado la atención justo ella. Creo que porque se reía mucho mientras jugaba. En eso me llama mi mamá y me pide que vaya a hacerle una compra, y como todavía no conocíamos los negocios del barrio... me dijo "Porqué no le preguntás a esa nena donde se puede comprar?" Se vé que mi mamá había estado mirando la escena, y lo hizo para que yo me acerque. Así que, hice eso. Y ahí nomás nos hicimos amigas. Y a qué hora viene? pregunté calculando mi vuelta del trabajo. Ah bueno... eso no se sabe nunca, me respondió la gallega haciendo un gesto con la mano como si corriera el aire de adelante de la cara. Natacha te dice a la una, pero capaz que viene a las tres, o tres y media, porque tarda taaanto para salir de la casa...! Siempre fue igual, cada vez que teníamos que salir a algún lado había que esperar que Natacha terminara de dar vueltas... che ese no es tu colectivo? Ah, si, dije mirando el reloj, pero espero el próximo, todavía es temprano, y por qué tardaba tanto en salir? Y... qué se yo... principalmente por el peinado, cómo le gustaba peinarse! y ahora es igual, ella para ir a comprar se peina media hora, y después recién sale. Cuando éramos chicas que teníamos un grupo de amigos y salíamos los sábados o los domingos... era como un ritual... todos en la puerta de la casa de Natacha esperando que se terminara de arreglar. Qué pesada! jaja. Pero estábamos acostumbrados, ya no nos enojábamos, y le teníamos paciencia. Ahora que lo pienso... y te lo cuento a vos, me pregunto qué tendría de tan importante para Natacha el cabello...

Muchas veces ocurre eso, la gallega se cuelga pensando en algo y se extravía, y ahí se calla. Son los momentos en que me pongo impaciente, porque me asalta la intriga de qué le pasará por la cabeza.

Qué te quedaste pensando, Kika? Y... respondió buscando las palabras, que para la mayoría de las personas es importante el cabello, no? parece como algo natural, pero... también es algo a lo que le prestamos más atención que a otras cosas del cuerpo, a mi me parece. Ah! me acordé de algo!, dijo alegre, cuando yo le decía, che, Natacha, dejate de joder un poco con ese pelo! Ella me contestaba una frase que no sé si era un invento de ella o la había escuchado en algún lado: "El pelo es el marco de la cara" y con eso me cerraba la boca. Pero...

Otra vez se fugaba la gallega en sus pensamientos, y lo malo es que venía el colectivo. Ahí viene el colectivo, me tengo que ir, dije decepcionada, pero qué Kika? qué ibas a decir? Y... que las mujeres nos preocupamos mucho por el cabello, y que quizás es cierta la frase de mi amiga, pero... Los cuadros tienen marco, las puertas tienen marco... recién me doy cuenta de eso, me dijo con los ojos llenos de interrogación, para qué necesita un marco la cara?

Me subí al colectivo sin saber si lo que se preguntaba la gallega era una estupidez, o algo importante y profundo. Che! me gritó Kika desde abajo, pasate a la vuelta a tomar mate, que te presento a Natacha y te contamos alguna historia!
Qué alegría! me fuí contenta esperando que llegue la tarde.

miércoles, 18 de marzo de 2009

14- Sueño con bloggers

(Para entender este relato es necesario haber leído el relato anterior, con sus comentarios correspondientes. Para más información click en los nombres en color)


Venite rápido que te tengo que contar un sueño que tuve, me dijo Kika hoy temprano a la mañana.

Como todavía hace calorcito en Bs. As. está bueno para tomar unos mates afuera, y así estaba Kika, sentada en el jardín de atrás de su casa, con la pava y todo, preparada para contarme. Sentate nomás, que te vas a sorprender. Espero que sea menos enredado que el otro sueño que me contaste, porque...empecé a decir, pero no me dejó seguir hablando, porque empezó directamente con el relato:

"Estoy acá en casa después de que te dí la foto de las sombras, y me quedo acomodando todas las otras fotos de las vacaciones otra vez en el álbum. En eso me toca el timbre el Extraño Desconocido, que viene muy contento a decirme que vamos a iniciar una campaña por internet para develar el verdadero misterio de las almas robadas.

-Todavía no tenemos claro al culpable- dice sin pestañear el extraño- no sabemos si son los fotógrafos, o es alguien más, que está detrás de todo esto.

-Me llamaron??- Dijo JuanRa Diablo saliendo de atrás de una cortina.

Imaginate cómo nos quedamos los dos mirándolo, con un susto bárbaro.

-Nooo, para nada- dije con voz firme- Estábamos acá... comentando una peli que vimos ayer. Nada de importancia, quiere tomar algo?

JuanRa se acomodó la cola que se le había enredado un poco, y sin rodeos me interpeló:

-Quiero comprar un placard.

Dudé un poco, pero enseguida me acordé de una dirección donde venden muebles usados en muy buen estado, y estaba a punto de decírsela, cuando me aclaró con voz salida desde su mismo estómago:

-El placard que Carina Felice tiene en su estudio. Alguien sabe dónde queda?

Me quería morirrrrrrr! Imaginate! yo para despistar lo mandé para el otro lado, pero no sabía cómo hacer para comunicarme con ella de manera rápida! Así que en ese momento se me ocurre una brillante idea. Saco del cajón de los cubiertos un colador que tengo medio agujereado y lo uso para llamar urgente al Soldado Raso. Al minuto ya me estaba comunicando, y él me dió mucha tranquilidad, por suerte. Me dijo:

-No te preocupes Kika, no va a pasar nada! Que Carina cree que en el placard guarda las almas, pero eso no es posible. Porque las almas están en las fotos mismas!

-Vos estás seguro?? mirá que los indios dicen...

-Si, si, ya se lo que dicen. Pero ya te expliqué el otro día. Las almas las podés entrever en la imagen de la foto. Las almas no se pueden guardar en un placard!

-Bueno...- dije buscando al Extraño Desconocido que había desaparecido- me quedo tranquila entonces.

Cuando me dispongo a descansar de todo ese lío, sale de no sé donde Yágoda , que viene muy apurada con un libro de un fotógrafo famoso, para mostrarme unas imágenes que le había pedido. La detengo antes que lo abra, casi a los gritos:

-Pará! no me muestres nada! no sabés lo que pasó??

Le cuento la historia, y entonces ella con su buena onda de siempre, me toma la mano y de dice:

-Mirá gallega, me parece que estás exagerando un poco, como siempre. Estuve recién con El corazón de Atalanta y me confesó que fue a ella a la que se le ocurrió la idea de que los fotógrafos son los que se roban el alma, pero que fue una idea. Nada más que una idea. Además a ella también le gustan la fotos... y sobre todo las fotos de personas!

Fue al costado derecho del piano donde sonó una tosecita masculina, y ahí ví que estaba impersonem, misterioso como siempre, envuelto en un aura luminosa.

-A mi no me preocupa este tema- Dijo muy tranquilo- yo soy sólo alma. Mi cuerpo no sale en las fotos.

-Hacés bien, le contestó Pichiri saludando desde atrás de la biblioteca. No tenemos que preocuparnos para nada por ésto!! nuestras almas estarán a salvo mientras las alimentemos con buenas palabras, y sobre todo con palabras escritas!!

-Uff! qué cansada que estoy... me quiero ir a dormir- dije yo pasándome la mano por la frente.

La verdad es que sentía un agotamiento... como si hubiera estado corriendo de acá para allá. Miro para arriba, como resoplando, y veo a la Magah que me dirige una mirada dulce y me dice:

-Kika, vos ya estás durmiendo, esto es solamente un sueño. Descansá tranquila."
Ahí termina el sueño. Hoy me levanté y pensé enseguida en contarte. Me parece que esto del blog me está haciendo mal.

No supe qué contestarle a la gallega, pero enseguida me vino una idea que ya había pensado antes y no se la había comunicado: No creo que te haga mal lo del blog, le dije. Al contrario, nos estamos empezando a encontrar con que los bloggers pueden ser, sin querer, quienes completan nuestras historias. Eso está buenísimo!! sonrió Kika, ahora sí que vale la pena.

miércoles, 11 de marzo de 2009

13- Fotos indirectas

Ni loca me saco fotos directas!! No sabés que las fotos te roban el alma? Eso hay que aprenderlo de los indios, ellos son los que más saben de almas, y sobre todo de almas robadas.

Al principio pensé que Kika me estaba haciendo uno de sus chistes, y por eso recibí el comentario con una risita, pero al seguir pasando las fotos del álbum de las vacaciones me di cuenta que la gallega hablaba en serio. No era posible ubicar ninguna foto en la que estuviera ella, ni de cerca ni de lejos. ¿Cómo fotos directas? ¿Hay fotos indirectas? le pregunté con un dejo burlón, Y claro, mirá ésta por ejemplo, dijo dando vuelta rápidamente las hojas. Acá estamos Pedro y yo, ves?








Confieso que me quedé muda. No sabía qué decir, porque la foto me había encantado, pero lo que más me sorprendía era que aquella era la prueba de lo que estaba escuchando! Realmente Kika se había dejado tomar una foto a condición de que fuera indirecta!! Pero a quién se le ocurre, Kika!! esa idea de que las fotos te roban el alma! Y Pedro, qué dice de ésta locura? Porque fotos de él hay a montones... Si, si, si, vos reíte. El también se ríe de eso, me dice que es una idea ridícula, pero mirá, una cosa es la sombra del cuerpo, y otra es el cuerpo. Yo te pregunto: si vos ves una sombra y no ves el cuerpo, y no sabés de donde viene, podés reconocer al dueño? Y... no sé. Creo que no, dije tratando de descifrar a dónde nos llevaba este razonamiento. Bueno, continuó ella, entonces si ves una foto de la sombra de alguien... menos vas a poder identificarlo, no? Y, claro, me parece lógico que no, acepté. En cambio si ves una foto del cuerpo de alguien... enseguida sabés que es de esa persona, no? Sabés por qué? Y, porque la veo, le dije, porque veo las formas, los rasgos... todo eso... Mientras que me daba su explicación, Kika empezó a sacar del álbum fotos de Pedro y a colocarlas sobre la mesa, todas en una prolija hilera. Entonces me miró a los ojos profundamente y sentenció: Esto es mas serio de lo que vos pensás, así que andá borrándote esa sonrisita que tratás de contener porque cierro la boca y esto queda acá. La verdad que la sonrisita se me borró de golpe, porque entendí que para la gallega lo que estaba explicando tenía el valor casi de un asunto de vida o muerte. Enseguida terminó de acomodarlas y entonces me preguntó: Cuál es Pedro? Y... todos, dije con miedo. Todos? Cómo Pedro que es UNO va a ser TODOS?? Bueno... entonces ninguno, dije a ver si acertaba. Y éste quién es?, me dijo ya empezando a divertirse a mi costa. La miré desconcertada, alguna vez me gustaría saber de dónde le salen estos disparates a esta gallega. Bueno, dale, qué me querés decir, le dije por fin. Perdoná, perdoná, me pidió Kika humildemente, es que vos a veces me causás una gracia... Está mas claro que el agua che, no sé como no lo ves. Vamos de nuevo: tenemos el cuerpo y tenemos la foto del cuerpo, no? Si, dije convencida, bueno: y el alma? Te das cuenta? vos me sacás una foto, pero la foto no soy yo, por qué? porque en la foto no está mi alma. Pero vos ves la foto y decís que soy yo. Y mi alma? dónde fue a parar?? Por eso los indios no se dejan fotografiar, porque nadie puede contestar esa pregunta. Yo por las dudas prefiero las fotos de mi sombra, total... las sombras seguro seguro que alma no tienen.

sábado, 7 de marzo de 2009

12- Remedio casero

Al final, Kika volvió de vacaciones sin que me diera cuenta. Resulta que estuve tratando de ubicarla por teléfono y nunca lo conseguí, porque algo pasaba con los benditos celulares que cuando ella atendía comenzaban a sonar esa serie de pitiditos raros que te perforan el oído y ahí nomás se cortaba. Solamente una vez pude hablar con ella, pero fue una conversación muy corta, insignificante, así que decidí no pasarla al blog, ya que hablamos acerca del clima, la playa, la arena...hasta que la gallega de pronto se sintió un poco ofuscada por mis insistentes preguntas y me recordó: che, mirá que estoy de vacaciones eh... vos no me estarás queriendo sonsacar algo para después escribirlo, no? Respetá un poquito el descanso ajeno, por favor!
Me dió un poco de vergüenza al verme descubierta en mi intención, ya que en realidad no la había llamado con otro fin que ése, el de robarle algún relato por teléfono. Y bueno, finalmente llegó el día en que volvió, y me enteré de casualidad en la verdulería. A última hora, cuando los negocios están casi por cerrar, se me ocurre que me falta tomate para ponerle a la ensalada, y un poco de albahaca (la ensalada con tomate y albahaca me mata). Entro a la verdulería, que tiene un montón de cajones alineados con un arte increíble, y me la encuentro a la gallega en cuatro patas juntando en una bolsita todas las cáscaras de cebolla que había desparramadas por ahí. Qué hacés Kika?!, le digo en medio del asombro, ahora trabajás en la verdulería??
Por suerte había otras dos personas que estaban comprando, así que esto me dió tiempo para cruzar algunas palabritas con ella, que se incorporó con una sonrisa brillante al momento de oírme, y me soltó un: Hola ché, tanto tiempo!! Me dió un cálido beso y como si estar agachada entre los cajones juntando desperdicios fuera lo mas normal del mundo, siguió haciendo su tarea. Estoy un poco apurada, así que perdoname que no te lleve mucho el apunte, me dijo sin mirarme. Recién llego de la costa y me encuentro con que está Lucrecia en casa tocando el timbre, y tiene un problema bárbaro la pobre. Resulta que la hija que antes era tan rubia... te acordás de la hija de Lucrecia? la rubiecita... Si, si, qué le pasa? Y... no sé con qué champú se lavó el pelo y se le empezó a oscurecer. Una desgracia! Con ese pelo tan hermoso que tenía, que hasta parecía que reflejaba el sol de tan dorado!!
Mientras me decía esto, Kika cada vez mas se esforzaba en estirar sus brazos para alcanzar las últimas cáscaras de cebolla que habían ido a parar abajo de los cajones de los zapallitos. Yo me la quedé mirando, y pensando para mis adentros cómo puede ser que esta Kika siempre tiene que salir con alguna cosa rara. En eso se levanta y le pregunta al verdulero: le debo algo?? con éstas ya creo que me alcanza... el verdulero con una media sonrisa le contesta que no, que vaya tranquila, que le hizo un favor porque le quedó el suelo bien limpito. Así es como yo salí también atrás de ella sin mis tomates y sin mi albahaca, siguiéndola de cerca porque no me iba a quedar sin saber de qué se trataba aquello. Y para qué es todo eso?, qué tiene que ver la cebolla con el cabello de la hija de Lucrecia? Ah! no me digas que no sabés que el cabello se aclara si te lo lavás con un té de cáscaras de cebolla... Hay que hervir bien bien la cebolla, hasta que el agua toma un color entre dorado y rojizo, viste?... y después con eso te enjuagás. Eso me hacia mi mamá cuando era chica, y así me duró bastante el pelo rubio...che, vos serás muy culta, pero de remedios naturales ni jota! Vas a ver, en pocos días tenemos a la hija de Lucrecia tan rubia como antes.
La verdad es que era la primera vez en mi vida que escuchaba ese remedio (?) para solucionar el oscurecimiento del cabello, pero además de lo novedoso del asunto, me quedé otra vez con esa sensación de... la sensación que casi siempre me produce encontrarme con Kika.

jueves, 19 de febrero de 2009

11- Contralista

La semana que viene Kika se va de vacaciones. La verdad es que pienso que la voy a extrañar a la gallega, ya que en estos meses hemos tenido un acercamiento importante. Igual son pocos días, y a la vuelta seguro que viene contando un montón de anécdotas!
Justo vino el tema porque estaba ella sentada en la vereda en un banquito, y al lado Pedro, con una hoja de papel en la mano y anotando algo. Yo pasaba por ahí, y no pude resistir el impulso de querer saber qué estaban haciendo. La lista de las cosas que nos vamos a llevar, contestó enseguida la gallega, aunque siempre nos olvidamos de algo. Pedro me mostró el papel y pude leer: filtro solar, cámara de fotos, cepillos de dientes, pinza de depilar... Pero en esta lista está todo mezclado! les dije sin rodeos. Para no olvidarse cosas conviene hacer la lista por categorías: las cosas de tocador por un lado, la de ropa por otro, lo que usas en la playa por otro...
Tuve que soportar las burlas de los dos al unísono. Que sos una exagerada, que no hace falta ser tan prolija, que no se trata de un documento para presentar en una oficina internacional...
Bueno, en definitiva me molestó un poco que se rían de mi idea, cuando sé que funciona bien, ya que si uno se organiza por categorías, puede recordar mejor... Es que nosotro también las tenemos por categorías! replicó la gallega como si me leyera el pensamiento. Primero lo que se nos ocurre primero, segundo lo que se nos ocurre segundo... Bueno listo, ya está bien Kika, terminala de reírte de mi, vas a ver que cuando llegues allá te das cuenta de que te falta algo...
Che, hablando de eso, se me estaba ocurriendo algo, dijo Kika cambiando la expresión, que tendría que hacer la lista de las cosas que llevo y nunca uso en las vacaciones, qué te parece?
Pedro enseguida acotó: Uh! vamos a necesitar un cuaderno entero!
Bueno che, no es para tanto, pero sí es verdad que todos lo años llevo cosas que jamás uso. Las llevo y las traigo, será porque no me puedo desprender de ellas? No... dijo contestándose a sí misma, pero si son cosas sin importancia...
En ese momento Pedro se levantó de su banquito para ir a saludar a un vecino que le hacía señas desde enfrente (esperemos que lo conozca jaja!) y yo aproveché para sentarme. Dale, le dije a Kika, hagamos la "contralista", yo escribo. Bueno, empezó ella, esmalte de uñas, (porque me lo llevo y jamás me pinto), maquillaje (para qué quiero si voy a estar bronceada?), vestido de noche... (con Pedro siempre nos llevamos ropa de noche y terminamos siempre vestidos de jean! ) qué más... que más... el trípode de la cámara (porque siempre le vamos a sacar una foto a la luna en la playa, pero nunca lo hicimos!)
-Che Pedro! Qué mas va en la contralista?
Pedro que estaba charlando en la otra vereda se dió vuelta y miró sin entender una palabra. Dejá, dejá, le dije a la gallega, hagámosla nosotras. Es que ahora no se me ocurre nada... me dijo muy preocupada por el asunto, me doy cuenta siempre cuando vuelvo y desarmo la valija, ahí empiezo, ésto no lo usé nunca, ésto para qué lo llevé... Ya sé! dijo de golpe, tendríamos que preguntarle a alguien que ya haya vuelto de las vacaciones para que nos ayude!
Alguien nos puede dar una mano en la confección de la contralista???

lunes, 16 de febrero de 2009

10- Pedro despistado

Cuando me los crucé a Kika y Pedro anoche por la calle, me pareció que Pedro me miró de una forma rara. Ellos iban a hacer su caminata habitual, la que hacen los domingos, y desde la vereda de enfrente Kika me saludó con la mano y fue entonces cuando Pedro miró y también levantó la mano tímidamente, como si no supiera a quién estaba saludando. Claro que era de noche, pero las veredas están bastante bien iluminadas, así que me quedé pensando si le pasaría algo, o si simplemente no me conoció. Lo raro es que con Pedro y Kika hace ya bastante tiempo que somos vecinos,... aunque ahora hacía rato que no nos cruzábamos... En fin, por eso esta mañana me fui hasta lo de Kika, sabiendo que los lunes a esa hora Pedro no se encuentra, y le conté mi impresión de anoche. Ella al principio no acertaba a entender bien lo que le quería decir, hasta que recordó y para mi sorpersa, se puso a reír diría que de una forma exagerada. Bueno, le dije, no entiendo la gracia... Es que ya sé lo que debe haber pasado, dijo la gallega, es que a esta altura Pedro ya no sabe a quién saludar y a quién no. Porque, no se lo digas a él, pero Pedro tiene un problema con la memoria de los rostros. Un problema? dije desorientada, si, si, él se confunde constantemente a la gente, agregó, y a mí para colmo eso me da tanta risa..!
A esa altura ya me empecé a preocupar, porque aunque a Kika le causara gracia, lo que me estaba contando me parecía un extremo! cómo no va a reconocer a sus propios vecinos!
A Pedro lo conoce mucha gente, vos sabés, y siempre le pasa lo mismo. Justo acá, en esta esquina, como está el semáforo, paran los autos y no hay día que no se asome alguno de un coche y le grite: Chau Pedro! él contesta atento, pero después generalmente me confiesa que no sabe quién es. Pero lo peor no es eso! lo peor... continuó mientras llenaba la pava para poner al fuego, es que ha pasado que saluda a alguien pensando que sabe quién es y no era esa persona! Yo me mato de risa con este Pedro que es tan despistado! Por ejemplo, te cuento lo que pasó un día en la playa, dijo divertida: Íbamos caminando por la arena, hablando de cualquier cosa, y de repente veo que empieza a hacer gestos con las manos hacia una mujer que estaba como a diez metros de nosotros. Hooola! qué tal! decía a los gritos. La mujer lo miró con cara de susto, mientras él se le iba acercando y diciendo: Qué casualidad encontrarla acá en la playa!!! Mirá Kika quién está por acá, la mamá de Lorenzo, la del kiosco del club, te acordás?
Yo a esa altura ya quería que me trague la arena, porque me dí cuenta en seguida de que se había equivocado. La supuesta conocida se quedó parada buscando mi mirada para que le confirmara si estaba ante un confundido o un loco, y yo que le decía despacito... no Pedro, no es... Para colmo él estaba tan seguro que hasta se había puesto alegre de verla!, y cada paso que se iba acercando a ella se daba vuelta para explicarme a mí, que supuestamente era la que no entendía con quién nos habíamos encontrado, diciendo: Es la señora que trabaja en el kiosco, la del club... la mamá... Cómo?... usted no es la mamá de Lorenzo? dijo para alivio de la mujer que ya estaba dura. No señor, dijo ella, me parece que se confundió...
La verdad era que a mí también me había causado gracia lo que contaba la gallega, me imaginaba la cara de Pedro ante la desilusión, y atrás de él Kika, riéndose en forma contenida, tratando de detenerlo ante el error que ya no tenía remedio... Me cebó un mate y continuó explicando: La mujer de la playa tenía anteojos, como la mamá de Lorenzo, la conocés? Si, le dije, la del kiosco del club. Claro, esa misma. Pero no eran tan parecidas como para semejante confusión! Bueno, en definitiva después siguió diciendo todo el camino que las dos mujeres eran iguales, que qué coincidencia, que era asombroso el parecido, y que debería haberle preguntado a esa mujer si no tendría algún parentezco con la susodicha mamá de Lorenzo... yo me iba riendo todo el camino, hasta que se enojó y me dijo: Bueno galle! terminala de reírte! que me tenés cansado che! Cuando volvamos a casa vamos a ir a ver a la del kiosco y ahí te vas a convencer de que eran iguales, ya vas a ver. Porque él sigue convencido, viste?
Entre mate y mate nos reíamos sin parar del pobre Pedro equivocado, y justo cuando estábamos en lo mejor de las risas entró él. Tras unas tocecitas para disimular, lo saludé, él me saludó, y aproveché para decirle:
-Estaba lindo anoche para caminar, no?
-Si, una noche hermosa. Con Kika salimos, como a las nueve...
-Si ya sé, si te saludé de enfrente, no me viste?
-Ah! si, si! tenés razón! anoche... cuando nos cruzamos... si, estaba linda la noche. Bueno... vuelvo enseguida galle...
Y se fué rápido, por suerte, porque a Kika y a mí ya nos dolía la panza de tanto contener la carcajada.

lunes, 9 de febrero de 2009

9- Trenes

Y por qué te gustan tanto los trenes, Kika? Ella me miró como si la explicación no fuera algo fácil. Los trenes tienen ese sonido monótono... me gusta dormir en los trenes, dijo, y me gusta ver por la ventana.
Estábamos hablando de trenes porque justo ayer vimos juntas un noticiero internacional y había uno de esos que van por el aire, de esos que acá no existen, y se preguntaba Kika cómo sería la sensación de viajar en ellos.
Porque imaginate, las sensaciones de subir a cada transporte varían, no? Se siente distinto el auto, el tren, o el colectivo, o un barco. Si, acepté, la sensación es distinta. Es una sensación en el cuerpo, afirmó la gallega, o cuando bajas en un ascensor, viste? Según donde seas transportado sentís distinto, no? Para mí, por ejemplo, viajar en tren me hace pensar en un arrorró... como si te acunaran. Sobre todo cuando hacés un viaje largo, viste qué lindo se ve el campo desde el tren? Y si mirás cerca el pasto se ve como volando, formando unas rayas... me encanta.
Se quedó en silencio un ratito mirando el aire y sonrió de golpe. Hace unos años, cuando trabajaba en el centro, iba siempre en el tren de las 8:22. Siempre el mismo tren. Me pasó un día, que en el camino nos detuvimos no sé por qué en un lugar que había muy poquitas casas, y había unos pibes jugando a la pelota. Era un lugar muy desolado, lleno de yuyos altos, y había una casita cerca, pintada de un color... parecido al del ladrillo. En la puerta de la casa había un perro sentado, yo lo miré, y el perro también me miró. Me acuerdo bien porque era un perro muy gracioso, todo blanco y con una mancha negra en un ojo. Parecía un perro pirata. Con una risita, la gallega se acomodó el pelo que le caía en la cara y continuó: Yo todos los días pasaba por ahí, y nunca había visto a la casita ni al perro, te das cuenta? Eh... más o menos, dije, qué me querés decir con eso? Y, dijo Kika haciendo un gesto de impaciencia, a mí me parece increíble pasar todos los días por un lugar y no haber visto nada de lo que había. Yo pensaba: Y si el tren no se hubiera detenido? capaz que nunca hubiera visto al perro pirata. Después de ese día siempre que pasaba el tren por ahí miraba para el lado de la casita, me sentaba a propósito del mismo lado para poder ver bien, y la casita seguía estando allí. Y sí, repuse divertida, la casa no se iba a mover Kika, si, si, ya sé, pero yo igual miraba, como para estar segura de que la iba a ver de nuevo. Pero el perro... al perro no lo ví nunca mas. Qué cosa bárbara! mirá que viajé en ese tren, no sé cuánto tiempo. El perro nunca más apareció. Sabés qué pensaba en esos viajes? Se me ocurrían dos cosas.
Se levantó en ese momento a traer algo fresco para tomar, y yo me quedé esperando a escuchar qué era lo que había pensado, pero como siempre tuve que darle tiempo, porque la gallega tenía su ritmo para contar lo suyo.
Me sirvió un vaso de gaseosa y se sentó otra vez.
Cada vez que pasaba por ahí, prosiguió, y el perro no estaba, pensaba que iba a estar al otro día. Y al otro día tampoco estaba. Hasta que me dí cuenta que podría no estar nunca más, y se me puso en la cabeza que quizás el perro del parche en el ojo ni siquiera era de esa casa, y que había estado ahí por única vez en su vida. Y justo ese día se había parado el tren y yo lo había podido ver, te das cuenta? Y si hubiera pasado media hora después, quizás nunca lo hubiera visto. Y andá a saber cuáles fueron las circunstancias por las que el perro estaba ahí en ese momento!
Me quedé pensando en lo que escuchaba, y me pareció que la gallega tenía razón, que había algo de asombroso en ver una escena por única vez, y esperar que se repitiera... y que no se repita.
Te decía que me quedé pensando dos cosas: Primero, que nunca se me había hecho tan claro cuántas cosas tienen que coincidir para que se te conozcas con alguien..! (aunque sea un perro) Yo no sé si eso se llama azar, pero creo que sí. Si Kika, dije convencida, eso es el azar. Y lo otro que pensaste? Y lo otro... es que me hubiera gustado tener un testigo. Que alguien más vea al perro pirata. Ahí me di cuenta de eso también: que no habiendo un testigo, el perro podría no haber existido, y el mundo sigue igual! cómo si no tuviera ninguna importancia! Y es más, agregó como en secreto, hasta yo misma dudo de la existencia del perro.
Sirvió otra vez gaseosa fresca, como para contrarestar el gran calor que hacía, y subió un poco la velocidad del ventilador.
¿Entendés ahora por qué me gustan los trenes?

martes, 3 de febrero de 2009

8- Los perros ven en blanco y negro

Escuché en la tele que los perros ven en blanco y negro, me comenta Kika anoche por teléfono. Para eso me habrá llamado? Ah... respondí sin saber qué más decir. Vos sabés? yo siempre tuve un pensamiento con una pregunta que nadie me pudo responder. Y si! dije yo entre risitas, vos tenés muchos pensamientos y muchas preguntas gallega!
Esto del blog a Kika se ve que le entusiasma bastante, porque desde que la estoy escribiendo habla cada vez más. Lo que pasa es que a veces yo estoy ocupada o tratando de hacer otras cosas, y entonces aparece ella y empieza, dale que te dale... y yo que no la puedo cortar. Anoche, por ejemplo, estaba ya dispuesta a ir a la cama a ver una peli, cuando suena el teléfono y chau! yo ya me prendo a escucharla, y me olvido de todo. La cosa es que esta vez sí que me parecía una tontería el llamado. Qué me importa en qué color ven los perros?
Yo desde que soy chica que estoy pensando en esto, me dijo. Por ejemplo, como lo que escuché en la tele: cómo pueden saber que los perros ven en blanco y negro?!
Y... dije tímidamente, supongo que harán pruebas, que demuestran que los perros no distinguen los colores. Si, si, me contestó a punto de perder la paciencia, pero podrán saber que no distinguen los colores pero por qué justo van a ver en BLANCO Y NEGRO!! Y si vieran en violeta y amarillo?? también se podría decir que no distinguen, ya que un limón y una naranja la verían del mismo color!
A esta altura la gallega ya estaba un poco exasperada, así que traté de calmarla para poder entender un poco.
Esperá, le dije a Kika, vos dijiste que siempre tuviste este pensamiento, pero esto lo acabás de ver en la tele... Claro, comenzó a relatar con mas tranquilidad, lo que yo había pensado es que todos cuando vemos algo sabemos de qué color es, salvo los daltónicos, pero sacando esos casos, vos ves una planta y decís: es verde, no? Y, si. Y ves una frutilla y decís: es roja, no? Pues claro, contesté. Ahora, ¿Cómo podemos saber que lo que yo veo y que llamo "verde" es lo mismo que lo que vos ves y llamás "verde"? Porque siempre que vemos ese color, sea como sea que lo veamos cada una, le ponemos el mismo nombre, pero... se puede saber realmente si el color que vos ves es el mismo que el que veo yo????
A mi me parece...dije sin saber cómo seguir la frase. Me lo repetís Kika, porque no me entra. Y si, es difícil de explicar, continuó, cómo me gustaría estar en los ojos de alguien para ver lo que vé! Yo no sé por qué, pero estoy segura de que lo que yo veo verde no es lo mismo que lo que vos ves verde... Cómo se podría averiguar? Mmmm... Che mañana te llamo, porque ahora me voy a ver una peli, dije para escapar. Igual, me quedé pensando en lo que me había dicho Kika. Cómo se podría saber cómo son los colores que ven los otros?