miércoles, 8 de abril de 2009

17- Kika ladrona




Ahora sí que está llegando el otoño, viste? me comentaba Kika mientras se ponía un saquito sobre los hombros. Por fin, ese calor ya me estaba cansando! Si, si, le dije, el otoño es agradable. A dónde vamos galle? Y, no sé... caminemos para allá, te parece? Bueno, acepté. Ese día era domingo, temprano a la mañana. Había muy poca gente por la calle, porque la mayoría duerme un poco más los domingos. Era el día indicado para el objetivo que había planteado Kika.
Empezamos la caminata calladas, como pensativas, confieso que me sentía un poco incómoda, como si estuviera a punto de delinquir. Es que la propuesta de la gallega había sido muy clara: Acompañame mañana a robar gajos, porque sola me aburro, dale? Yo en el momento le dije: Si, si, vamos, te acompaño, pero después me quedé pensando que yo jamás en mi vida había robado, ni siquiera sabía cómo era eso de "robar gajos", y había aceptado como si lo tuviera tan claro! De todos modos me consolé pensando que recién salíamos de la casa de Kika, y que todavía tenía tiempo de arrepentirme. Y si nos descubrían? Y si cuando estaban por descubrirnos Kika salía corriendo y yo quedaba cargando con la culpa? (como hubiera hecho su amiga Natacha cuando eran chicas)
Me di cuenta que estaba pensando exageradamente, y que Kika no sería capaz de llevarme tan naturalmente a cometer un delito, así que, me dije a mi misma, terminala con tanto miedo y preguntá de qué se trata lo de robar gajos, y listo! Hice caso a mis propios pensamientos, y le pregunté a Kika, che, ¿Cómo es lo de robar gajos? Ah, nunca lo hiciste? y de dónde sacaste tantas plantas vos? me dijo extrañada. Y... las compré, bueno...algunas me regalaron. Ah, nooo! dijo la gallega, pero no es lo mismo! mirá, cuando vos robas un gajito de una planta, le estás dando la posibilidad de que su especie se propague, entendés? sin necesidad de que eso se convierta en un negocio para nadie. Yo todos los otoños hago esto. Recorro el barrio, miro bien... y cuando me gusta una plantita de algún jardín, chac! Chac? dije yo. Si, le cortás un pedacito, lo metés en la bolsa y salís caminando como quien no quiere la cosa, y chau. Cuando llegás a tu casa los plantás y eso sí, los tenés que cuidar muy bien del frío, hasta la primavera. En primavera, si prendieron, empiezan a dar hojitas. Eso te da una alegría!
Y por qué en vez de robarlos no los pedís? le pregunté muy segura de que cualquiera estaría dispuesto a dar un pequeño pedacito de su planta. Kika hizo como si no me escuchara y siguió caminando. Mirá, mirá, me dijo señalando un jardín. Ese Malvón, prende muy bien de gajo, pasate de este lado, me dijo por lo bajo, dejame del lado de la pared. Del bolsillo del pantalón sacó una tijerita, y tal como lo había dicho, chac! y a la bolsa. Y todo ésto casi sin dejar de caminar! A mi me agarró una risa! no sé si por la velocidad de la tijerita en su mano, o por la cara de disimulo de Kika, pero tres pasos más y me tuve que poner a reír, porque no aguantaba más. Qué te pasa? me miró con un poco de fastidio, de qué te reís? Es que sos una profesional! Tenés una velocidad para esto, que madre mía! dije disfrutando como loca de la situación. Robás algo más aparte de gajos? agregué para provocarla un poco. Estás loca? yo robo gajos porque aparte de que me gustan las plantas, es hacer una obra de bien. Las plantas son como las personas, con esta diferencia: ellas no se pueden mover por sí mismas. Así que se trasladan simbólicamente a otros jardines en nuevas plantas, como teniendo hijos, entendés? Yo la miraba y no decía nada, pero ya me parecía que la gallega tendría una buena defensa! Este Malvón, por ejemplo, aunque yo lo plante en mi casa va a ser siempre parte de la planta original, y así - porque a mí también me roban gajos, qué te creés- de esta plantita capaz que mas adelante sale otra en otro lado, y otra... mirá, mirá que belleza ese Jazmín... cómo se llama? creo que es Jazmín Chino, vení crucemos la calle. Sin dejar de hablar Kika repitió la operación, pero del Jazmín se llevó como tres ramitas, aclarando el siguiente punto: me llevo mas de éste porque es muy dificil que prenda, es una planta más fina, viste? y ojo, que a la planta esto no le hace nada mal! al contrario, si vos en otoño las cortás un poco, toman fuerza, y después crecen mejor. Me parece que estás inventando Kika, le dije con ternura. No, no te creas, que yo lo ví con mis propias plantas.
Me quedé imaginando cientos de personas caminando por el barrio a horarios donde pasa poca gente, incluso a la noche, o a la madrugada, con tijeritas en los bolsillos y robándose trocitos de plantas unas a otras, y la imagen me dió otra vez ganas de reír, pero me contuve. Che gallega, dije insistiendo con la misma pregunta de antes, en vez de robar, por qué no los pedís?
Bueno... yo te voy a decir algo: hay como una regla implícita acerca de los gajos. Yo no sé si es así en todos lados, pero acá... desde que yo tengo uso de razón... dijo levantando su dedo índice, a los amigos se les piden, y a los desconocidos se les roban. Y terminala con tu moralina! que no es para tanto che!
Seguimos caminando un poco más, y mientras escuchaba cada tanto un chac!, pensé que Kika tenía otra razón en robar gajos. Sin duda pedirlos no hubiera sería tan divertido.

16 comentarios:

Carina Felice, Photography dijo...

Deja vu. Confieso que he acompaniado a mi abuela a robar gajos...de malvones de todos los colores! y de alegrias del hogar...
Adri, ultimamente entre tus letras encuentro pedacitos de mi vida, me conmueve tanto...
Gracias....(snif, snifff....)

Martín Gardella dijo...

Un vicio que también le vi ejercitar a mi abuela durante mi niñez. Eran otros tiempos! Luego las casas fueron enrejadas o convertidas en altísimos edificios de departamentos y se cumplió lo que dijo Baldomero Fernandez Moreno: setenta balcones y ninguna flor. Muy bueno Adriana. Te sigo leyendo. Saludos

adriana rey dijo...

Cari: Si! los malvones y las alegría del hogar son las que mas prenden (segun Kika) Gracias por tu calidez!

adriana rey dijo...

Martín: Acá donde yo vivo todavía es una práctica que sobrevive, ya que es un barrio de casas bajas y aunque hay rejas, las plantas se las arreglan para asomarse!
Gracias por tu comentario, y nos seguimos leyendo entonces, saludos!

adriana rey dijo...

Carina:Gracias por este gajito!! espero que te guste cómo quedó! :X

Carina Felice, Photography dijo...

sin palabras...
Gracias Adri. Namaste.

Anónimo dijo...

No lo hice, lo que me perdí y si lo haría pienso que me pezcarían no tendría la rapidez de la tijerita pero creo que estoy a tiempo.Tendre que encontrar un niño o alguien para disimular la "picardía" o prolongación de vida de la planta. Generalmente se hace de a dos para la complicidad.
Muy bueno el relato te va llevando llevando y terminas enganchandote siempre en una parte o en varias.

adriana rey dijo...

Anónimo: no te quedes con las ganas!! animate! y de paso tendrás una plantita que te recordará tu picardía.
Gracias por tu comentario

adriana rey dijo...

Cari: me alegro que te haya gustado. Espero que el clima del blog también le guste al malvón que me regalaste!
gracias de nuevo. Besosss

Johan Bush Walls dijo...

Bonito relato, bien construido, además hay cosa que vale la pena robar.

Salú pue.

adriana rey dijo...

Johan Bush Walls: Estoy de acuerdo! gracias por tu visita! y salú pue

impersonem dijo...

Adriana tu relato me ha servido para enterarme de una costumbre que desconocía, y bueno, más que un robo mal intencionado parece una colaboración de propagación de la especie de cada una de las plantas, un poco la labor de las abejas, sólo que en este caso en vez de transportar polen ya transportan la planta... y es que la madre tierra se sirve de todo para asegurar la vida de todo lo que en ella brota.

Ilustrativo relato de costumbres.

Besos.

adriana rey dijo...

Gracias Impersonem! debería propagarse la costumbre también, no?
Cariños!

JuanRa Diablo dijo...

Hola Adriana
No, no mires. ¿Puedes asomarte un momento al balcón para ver si llueve? Vale....
...chac! chac!

adriana rey dijo...

No, creo que no llue... Ahhh! eres diablo!

Martín Gardella dijo...

Adri, cuando lei esta entrada tuya hace un tiempo, me trajo muchos recuerdos de mi infancia y me inspiró un cuento bastante lindo que me gustaría compartir con vos. Podés verlo en http://livingsintiempo.blogspot.com/2009/04/un-beso-y-una-flor.html
Incluso le pedí a Carina que me permitiera publicar una foto similar a la tuya, para que todo quede relacionado. Muchas gracias por permitirme esa inspiración. Un beso