miércoles, 1 de abril de 2009

16- Travesura

Cuando volví esa tarde del trabajo, apurada y con mucho interés me fuí hasta la casa de Kika a tomar unos mates, como habíamos quedado, y de paso a conocer a Natacha. Cuando llego a la puerta, me dispongo a tocar el timbre y justo en ese momento la gallega abre la puerta, quedándose sorprendida de verme ahí parada. Qué hacés che, justo ibamos a comprar algo para comer con el mate... pero pasá, pasá... Ahí le expliqué que yo ya traía unas facturas que había comprado por el camino, así que nos dispusimos a entrar. En dos o tres pasos más, ya Kika se ocupó de presentarme a Natacha, que venía saliendo con ella, y las tres nos fuimos a sentar a la mesa de la cocina, que es donde mas nos gusta a Kika y a mí ponernos a charlar.
Lo que mas me impactó de Natacha fueron sus ojos de turca, llenos de pestañas negras amontonadas, que se mueven con cierta picardía. Natacha fue muy amable, y muy simpática, pero de poco hablar. Me fijé en su cabello brillante y largo, justo pensando en lo que habíamos hablado a la mañana, y entonces me dí cuenta de que toda ella estaba arreglada con extremo cuidado y detallismo. Y a qué hora llegaste? Pregunté como al pasar. Viajaste bien? Si, si, me dijo, pero llegué un poco tarde... dije que venía a la una, pero hasta dos y media no pude llegar, siempre hay cosas que a una la retrasan, viste?
Kika y yo nos dirigimos una mirada cómplice, pero no dijimos nada.
La tarde estuvo buena, charlamos de cualquier cosa... nos reímos un poco... y se terminó. Ninguna historia, ninguna anécdota. Me volví a casa un poco decepcionada.
Sí que resultó ser una persona reservada esta Natacha!! Para colmo de males, cuando me vuelvo a encontrar con Kika, me dice: No sabés cómo se enojó Natacha con lo que escribiste en el blog!, bueno, en realidad se enojó conmigo, por haberte contado y haberte dejado que lo publiques... Uh! y ahora qué hacemos?? dije preocupada. Naaaaaaada, ya se le va a pasar! yo ya hablé con ella, y me parece que entendió que no fue con mala intención.
La ví a Kika muy confiada en que su amiga entendería que no habíamos querido molestarla, así que aproveché para hacerle algunas preguntas. Pregunta va, pregunta viene... me termina diciendo: mirá, se le va a pasar el enojo, porque le dije esto: "Mirá Natacha, lo que hicimos fue nada mas que una travesura". Y para travesuras... ninguna mejor que Natacha! Nunca conocí a una chica mas traviesa! Y además cuando éramos chicas un montón de veces hacía cosas y después me culpaban a mí. Así que... dijo Kika muerta de risa... que se lo tome como un ajuste de cuentas! Jajajaja! Sabés lo que hacía? subíamos a la terraza de la casa de ella, y desde arriba mirábamos a la gente pasar, y de golpe... no sé de dónde sacaba una bolillita que había cortado del árbol de la calle, y se lo tiraba a alguien que pasaba. Tenía una puntería! y además una rapidez para esconderse enseguida agachada detras de la pared! Que muchas veces yo, que estaba al lado quedaba parada a la vista del tipo que iba por la calle y me gritaban cosas a mí, "Pará nena de tirar cosas desde arriba, que le voy a decir a tu papá!" y ella, escondida desde abajo se mataba de risa y me decía: por qué te quedás ahí parada? Escondete!
La verdad es que no me la imaginaba a Natacha haciendo tantas travesuras, porque tiene apariencia de persona seria, le dije a Kika. Tras unos instantes de silencio, la gallega me dirigió una de sus mirada de interrogación, y me dijo: Tenés razón... será que cambiamos con los años, o lo que cambia es nuestra apariencia?? Mejor dicho: cuando nos hacemos grandes, somos distintos o...disimulamos mejor?

12 comentarios:

Carina Felice, Photography dijo...

Cuando nos hacemos grandes, nos olvidamos de ser chicos...(Jugamos a ser distintos Y disimulamos mejor)Suena simple, pero es muy complicado.
A veces siento que deberia 'madurar', pero despues por suerte me arrepiento:-)
Un beso a las tres (Adri, Kika y Natacha!)

Martín Gardella dijo...

Nunca deberíamos dejar morir al niño que tenemos dentro. Es quien nos mantiene vivos en los momentos tristes. Saludos

adriana rey dijo...

Carina: No me digas que todavía no has madurado!! pero qué caso que sos..! jajaja! lo mas importante es poder seguir jugando! Besos.

adriana rey dijo...

Martín: Al principio quedé despistada por el cambio de nombre, Cual es el niño? el de antes o el de ahora?

El extraño desconocido dijo...

Cuando nos hacemos mayores nos llenamos de prejucios... nos dejamos programar y nos volvemos menos libres.

Qué grandes reflexiones presentas siempre, Adriana. Ya casi parecen parabolas!

impersonem dijo...

Natacha se va a volver a enfadar, descubristéis otro poco de su vida...

Cuando nos hacemos grandes sucede las dos cosas: somos distintos y disimulamos mejor... aunque un@s más que otr@s.

Besos.

adriana rey dijo...

Extraño Desconocido: Gracias por lo que dices! pero me parece demasiado!, la verdad es que Kika generalmente solo se hace preguntas. Algunas veces saca conclusiones tambien, pero quevpara nada pretenden tanto!! En todo caso las parábolas se arman con la colaboración de todos los comentarios... gracias y saludos!

adriana rey dijo...

Impersonem: Esperemos que Nacha no se enfade esta vez! Me parece que estoy de acuerdo en que nos suceden las dos cosas, aunque no ocurre en forma pareja entre las personas. Gracias y saludos!

JuanRa Diablo dijo...

Natacha tiene puntos en común conmigo. Yo aparento ser serio y aburrido, pero cuando cojo confianza soy un auténtico payaso.

He leído hace poco esto:

No hay nada malo en hacerse mayor; al contrario, pero el único pecado real que existe, es el de borrar de nuestra memoria
al niño que fuimos.

Bonito, ¿verdad?

adriana rey dijo...

JuanRa: Me parece que si, que Natacha por lo traviesa tiene algo de diabla! :D
Muy bonito lo que dices, ojalá siempre recordemos lo niño que somos. Gracias, saludos!

Anónimo dijo...

Creo que cambiamos con los años y que no somos tan libres como para jugar demostrarndoló desprejuiciadamente como cuando somos niños ojala este pensamiento no sea tan real.....

adriana rey dijo...

Anónimo: sí, estoy de acuerdo, ojalá este pensamiento no sea tan real...
gracias por pasar por aquí!