Cuando fui a visitar a Kika estaba en medio de una batalla culinaria. Se había puesto a cocinar guiso de lentenjas, y, como siempre que cocina, la gallega arma una batahola terrible. Apenas me abrió la puerta me lo advirtió: Acomodate por donde puedas, porque estoy cocinando.
Eso era tal cual. Había que acomodarse donde se pudiera, porque no había lugar en la cocina ni para apoyar las manos. En la mesa, en la mesada, en el lavaplatos... en todos lados había cosas. Pero es necesario que cada vez que cocinás uses tantos elementos, Kika?, empecé preguntando. Y... qué se yo, me contestó con un suspiro. Es que no me doy cuenta, y cada vez que necesito pinchar, uso otro tenedor, si se me moja la mesada, saco otra servilleta, si tengo que cortar busco otro cuchillo del cajón de los cubiertos... es como una manía que tengo, viste? Yo creo que es porque me pongo a cocinar y para mí es como si jugara. Entonces, no estoy pensando en cuánto ensucio, o si hago despelote. Y a vos, te gusta el guiso de lentejas? Uf!, dije sacudiendo la mano, me enloquece!
Mientras halábamos, y supongo que por cierta vergüenza que sintió ante mi observación acerca del despelote que había allí, la gallega empezó a ordenar un poco. Sobre todo unas diez tarteras y moldes de metal que andaban por el suelo, los levantó y empezó a apilarlos...Chin, pum, pam, cham pim, pom, y a intentar guardarlos en el bajo mesada. Eso no le resultaba fácil, porque por supuesto tiene cantidad de cosas allí, así que le costaba que entraran.
Pero este coso que no entra! Cómo puede ser!, decía a los gritos. Si salió de ahí, ahora tendría que entrar. Ay! que se me quema el guiso! Ves? es que tengo que estar muy concentrada para cocinar, porque si me distraigo en cosas sin importancia... querés probar a ver si le falta sal? Esperá que le bajo un poco el fuego, dale, vení, probá.
No pudiendo con mi genio, al acercarme levanté dos o tres moldes de budín que se habían desparramado en el intento por guardarlos, y ya estaban otra vez olvidados en el suelo. Me acerqué la cuchara a la boca y soplé. Mmm! está buenísimo! Si? qué suerte! Quedate a comer, entonces! dijo feliz.
La verdad que la invitación me alegró, pero ya estaba sintiendo que no iba a poder permanecer mucho tiempo allí, entre tanto cacharro. Así que se me ocurrió una idea: Bueno, gracias, me quedo, pero te ayudo a juntar todo esto, querés? Y al tiempo que lo dije me arremangué para empezar a lavar. La gallega soltó una risita y me guiñó un ojo. Y bueh... si a vos no te molesta... pero vas a pensar mal de mí, que soy una desordenada! jajaja.
Entre las dos, ella revolviendo de tanto en tanto, y poniendo la mesa, y yo juntando, lavando, secando y guardando, enseguida dejamos la cocina mas habitable y hasta nos alcanzó el tiempo para sentarnos un ratito mientras esperábamos a Pedro.
Estábamos conversando de bueyes perdidos, y picoteando unos pedacitos de pan, cuando un ruido estruendoso nos dejó tiesas. Kika y yo nos miramos fijamente, como queriendo leer en la mirada de la otra la explicación de semejante batifondo. El ruido provenía de la alacena del bajo mesada, donde un ratito antes, como con arte malabaristas, yo había guardado los moldes de metal. Kika abrió la puertita muy despacio, como si de allí fuera a salir un monstruo, y espió.
Nada, dijo cerrando los ojos, no pasa nada. Uy, mirá ahí llega Pedro, ahora sí vamos a comer las lentejas!
Por las dudas no pregunté, pero me imaginé que un derrumbe atroz había terminado con la torre que había armado con tanto esmero. Y entonces aprendí algo de Kika. Que para hacer las cosas bien, hay que concentrarse en lo que se está haciendo, y no distraerse con tanta cosa sin importancia que anda por ahí. Así que, me dije... a comer lentejas! y que se venga el mundo abajo.
domingo, 7 de junio de 2009
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22 comentarios:
Querida Adriana, mas allá de las moralejas que siempre nos dejan estos personaje, hoy en particular me dió un enorme gusto casi sentirme parte de estas protagonistas que ya se hacen entrañables. Extrañé un poco esas situaciones entre amigas, callendo a sus casas o ellas a las mias y poner manos a la obra para ayudarnos, hacernos compañía.
Gracias.
Un gran beso.
Magah
totalmente!!!!yo por eso, nunca ordeno mi Estudio (que esde algun modo, una cocina, no? es asi! y el guiso de lentejas es mas rico compartido con amigos, doy fe!Acuerdo tambien con Magah...
No hay que ordenar, hay que disfrutar.
un beso para vos Adri, y para todos los Palabreros shhhhhhhh....
Si que lo es. Es un lugar increíble.
Abrazos.
Adri, no hay nada mas rico que el guiso de lentejas! Y justifica cualquier desorden! Muy buen relato, como siempre. Adorable Kika! Un beso
Magah: tenés razón, ayudarse entre amigas está muy bueno, además es divertido a veces. Gracias, y un beso.
Cari: Un día vamos con Kika y te despelotamos todo el estudio, ya vas a ver!!
almayciudad: Gracias por tu comentario! y espero que te gusten también las lentejas. Saludos!
Martín: siiiii, las lentejas son riquísimas! Y me alegro que también te haya gustado el relato, un beso.
Ja ja ja me encantó lo de la batalla culinaria o lo mejor aún es que me he queado con antojo de lentejas mmmmmmmm que ricooooooooo.
Un fuerte abrazo cariño, cuidate mucho, besito.
Adriana
Sabes? Me vi retratada en esa historia; yo soy como la narradora. Me entra una angustia cuando veo la cocina llena de cacharros, yo soy de las neuróticas que no soporta ver trastes sucios acumulándose. Y sin embargo, el placer de cocinar y el posterior disfrute al comerse lo preparado, bien lo valen.
Saludos y gracias por tu visita a mi blog
Natalia: me parece que justo cuando vos estabas acá, yo estaba en tu blog. Que lastima que no me dí cuenta de llevarte un plato de lentejas! Bueno, para la próxima. Besos.
marichuy: Qué le vas a hacer! la cocina se desordena muy fácilmente, no? Pero es cierto, bie lo vale por el placer de comer algo rico. Nos seguimos leyendo!
Adriana en primer lugar me paso para devolverte visita,me gusto tu nentrada quien no se siente identificado con tu gallega,o quien no tiene todo desordenado y en un ataque de limpieza llegan y telo ordenan todo,luego te acercas a buscar algo y te resulta imposible encontrarlo a veces en el mas profundo desorden se encuentra el orden,un saludo me hago seguidor para pasarme de vez en cuando.
haganse las cocoritas, vos y la gallega, que no les tengo miedo!
ja ja ja
besotes!
He vuelto.
Siento que el tiempo pasa y no pasa al mismo tiempo con respecto a Kika.
Tengo mucho para ponerme al día. Y lo voy a lograr.
Sobre la espera de Kika, remitirse al comienzo de "El Banquete". ¿Acaso la gallega es la reencarnación de Sócrates?
Permítaseme copiar tal hecho en mi blog.
Sigo.
No puedo perderme más.
Sabrosísima esta entrada doméstica, Adriana.
Por un momento me he asustado porque estaba tan metido en escena viendo cocinar, fregar y ordenar que he pensado que ese estruendo de metales chocando lo había podido provocar yo mismo por estar tan encima.
Buen provecho!
Esa cocina resultó entrañable.
Besos.
Severino el sordo: Tienes razón, a todos nos pasa. A veces no sabemos si es mejor el remedio o la enfermedad jajaja. Bienvenido a Palabras sshh!! Siéntete como en tu casa, pero no desordenes mucho, eh?
Carina:somos totalmente inofensivas
Yágoda: Me alegro que hayas reaparecido! y sobre lo de la espera... te lo agradezco profundamente, es un honor estar en chapa y pintura! Besos
JuanRa: ya en algunas ocaciones visitando tu blog me dí cuenta de que sos medio ruidoso. Shh!!
Toro Salvaje: Gracias! querés probar las lentejas?? te convidamos con Kika!
Adriana: Hablando seriamente me siento como cuando leo a Borges: no tengo la verdadera certeza de cuándo se narra algo que realmente sucedió o si todo es un hecho poético. La agilidad literaria, en tu caso, domina al lector. En Borges, su circularidad absoluta.
Hoy, volviendo del colegio a casa, desviando el colectivo, me preguntaba cómo es el barrio de Kika y, por ende, el tuyo. Me preguntaba si realmente existe o si es una buena creación literaria.
No sé.
Pero por momentos puedo ver desde el colectivo a Kika en varios umbrales.
Voy a recomendar tu blog a mis alumnos.
Mas de un escritor que pertenece a la "joven guardia" debería leerte.
Aquí, hay estilo propio.
Perdón, si desconozco alguna obra tuya publicada.
Tas loca Yágoda! de remate!! me da vergüenza lo que decís! jajaja. Mil gracias!
Lo digo en serio porque hace tiempo que vengo buscando el escritor contemporáneo, sacando a Abelardo,y no lo encuentro. Pero, la verdad, es que me atrapó Kika.
Yágoda, no se cómo agradecerte tanto elogio. En serio, estoy muy agradecida y muy contenta por tus palabras.
¡Qué maravillosa protagonista es Kika cada vez que la leo me entiendo más a mí misma¡
Jajaja Ico, me hiciste reír! Gracias, besos
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