Hoy es un día de esos en que tengo que hacer un montón de cosas y... no empiezo nunca, me confesó Kika cuando pasé el sábado a la mañana por su casa. Era raro que fueran casi las diez y ella estuviera como recién levantada, envuelta en su bata bordó, en pantuflas y con los pelos enmarañados.
Pero vení, sentate un ratito conmigo mientras se me pasa. A ver si me pongo las pilas... Y qué tenés que hacer? Te puedo ayudar?, ofrecí. No, no, gracias. Son cosas fáciles, cosas habituales, pero... a vos no te pasa? Me pregunto por qué uno a veces se levanta con tanta energía, como si se llevara el mundo por delante, y otros días... Hoy, por ejemplo: miro a la derecha y veo las facturas que fuí a pagar ayer al banco y todavía no las ordené; a la izquierda una pila de ropa que saqué de la soga y por lo menos la tengo que doblar, o guardar en algún lado; algunas compras me haría falta hacer, porque se me terminó el champú, y el dentífrico. Y lo peor... me tengo que depilar! Y no hago nada! dijo tomándose la cabeza. En ese momento pareció haberse dado cuenta de que ni se había peinado y ésto le causó un poco de gracia. Tengo el pelo como tengo los pensamientos, dijo con una risita. Porque no te creas que no pienso en esto. Me pregunto, me repregunto, y sabés hasta dónde llego?, y al tiempo de decir ésto, la gallega me miró como si estuviera a punto de contarme una reflexión sobre el origen de la humanidad. Yo por las dudas guardé silencio y esperé su respuesta. Ella se quedó unos instantes en silencio, se sentó despacio, se pasó la mano por el cabello rebelde y suspiró.
Cuando me levanto así, continuó lentamente, que doy vueltas y vueltas, que no resuelvo nada... me parece tan extraño todo... Por qué haremos las cosas que tenemos que hacer? Te imaginás si todos nos negáramos e hiciéramos una especie de... huelga? Porque todos hacemos de todo, que vamos, que venimos, que trabajamos, que ésto, que lo otro... como si fuéramos llevados (y subrayó la palabra con un tono de voz fuerte) a hacer y a hacer, no? Y qué nos lleva..?
La verdad es que nunca se me había ocurrido preguntarme semejante cosa, le dije sinceramente, no tengo idea por qué hago las cosas que hago... pero Kika, si no hiciéramos nada... también sería aburrido. Ella asintió, pero en seguida retrucó: no hacer nada no, eso sería insoportable... pero igual eso no responde mi pregunta.
De repente, como si se hubiera acordado de algo importantísimo, se puso de pie y abrió un cajón. Sacó una cajita y me la mostró: era un mazo de cartas españolas.
Te juego una escoba de quince, dale? Antes que ponerme a barrer... jajaja!
Ah gallega!, para jugar nunca tenés fiaca! , dije muerta de risa. Dale, pero si perdés te depilás hoy, eh? Y sin excusas!
lunes, 29 de junio de 2009
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18 comentarios:
dejaria un comentario encantada, pero la verdad...no tengo ganas!
Realmente uno de los mayores placeres de este mundo es no hacer nada,un saludo.
Ay, me agarro fiaca! Un beso
Cari: ufa! X)
severino el sordo: Siiiiiiii! me encanta no hacer nada!
Martín: Y alguna vez te suelta? jajaja
Al final somos victimas de unas obligaciones que alguien o unos cuantos nos impusieron. Depilarse es seguramente uno de los mejores ejemplos.
Esta Kika no deja de sorprenderme con sus reflexiones!
Saludos Varios
Extraño Desconocido: Tienes razón, voto porque no exista mas la depilación!
Hoy vi en dos blogs distintos la palabra fiaca y ya entendí que es ja ja ja ja todos los días podemos aprender algo nuevo... Un abrazo cariño, cuidate mucho, beso.
Ahh y arrasá con la fiaca, no le des importancia, vos podés con ella, anda sigue...
Hola Adrian.. vengo de reboto de blog de Carina y me ha encantado lo que he leído y así que te seguiré de cerca... A mi lo de la fiaca o malagana como decimos por aquí me atacó ayer.. lo mejor.. dejarse ir como hizo Kika.. un saludo
Magnifica entrada, me gustó mucho tu forma de narrarla :]
Y si es verdad, hay dias que te levantas y no paras de dar vueltas y aunque sepas que tienes que hacer cosas que para tu vida tienen una cierta relevancia, no eres capaz de centrarte y ordenar tus prioridades, solo se te apetece quedarte en bata con los pelos enmarañados y sin depilar ajjaaj.
Y es verdad que vamos y venimos, y cuando alguna vez se interpone la duda de "Bueno, y ¿por qué estoy haciendo esto precisamente?" "¿Como he llegado a donde estoy ahora?"... todo se detiene por un momento.
La racionalidad humana a veces nos creas sensaciones de incertidumbre y vacio tan grandes que parecen no cabernos en el pecho.
Un cordial y afectuoso saludo :]
Natalia: Lucharemos! (aunque hacer fiaca está bueno a veces) Besos.
Ico: Bienvenida a Palabras sshh! así que uds. le dicen malagana? está buena esa palabra también. Luego me paso por tu blog a visitarte y a conocerlo, eso sí, cuando se me pase la fiaca... Saludos.
Idea: Es tal cual lo que dice Kika, creo que la has entendido muy bien. Gracias y bienvenid@!
Hay que volver a los griegos. El buen "ocio".
Siempre lindo venir a la casa de Kika!!!
Y hoy de fiaca... jajaaj
Adri, me encanta, me relaja, me hace sentir en mi pueblo, donde esas visitas son cotidianas.
Un abrazo
MAGAH
Yágoda: Sin duda. Los griegos sí que sabían hacer fiaca!
Magah: muchas gracias, me encanta que te sientas como en casa. Besos.
Yo a la Kika la entiendo. Y nadie me convencerá de lo contrario: a veces no hacer absolutamente nada es un placer.
Todo esto me ha recordado que en uno de mis libros favoritos (Los santos inocentes de Delibes) uno de los personajes, muy gandul él, solía decir : "Ando con la perezosa, que yo digo"
No me quiero depilar. Es un juego en el que llevo las de perder. Qué grande, Kika...
JuanRa: Qué bien, qué bien, sumemos mas adeptos a la fiaca!!
Claudia: arriba la guerra contra la cera y la epilady!!
(uf, creo que me puse un poco panfletaria)
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