viernes, 30 de enero de 2009

7- Recuerdos de Kika (2da. parte)

Me acuerdo que en esa época, cuando pasaba gran parte de mi vida en el boliche (así le decían al bar de mi viejo), tenía mucho tiempo inocupado, ¿Inocupado?, bociferé, si claro, dijo Kika, inocupado. Es que no hacía nada. Traté entonces de explicarle que eso se llama tiempo libre... noooo, dijo la gallega con risa contenida, no era tiempo libre, porque yo no podía hacer lo que quisiera. Imaginate que tenía que estar en el lugar donde trabajaban mis viejos, tratando de no interrumpir mucho, a la vista de ellos porque si no se asustaban y me salían a buscar a la calle dos o tres clientes junto con mi papá y mi mamá gritando "Kikaaaa", eso pasó dos o tres veces sabés? porque yo por ahí me iba a charlar con algún vecino, o con la dueña del kiosco de al lado y me hacía entrar para darme chicles... y yo ahora entiendo que me querían cuidar, pero... a veces me aburría e inventaba cosas. Y qué inventabas?, le pregunté curiosa, y... una vez me puse a vender flores que encontraba en los yuyitos que están al rededor de los árboles, viste que por ahí están esos árboles... ¿como se llaman?... paraísos. Si, eran paraísos, que al rededor le crecían unos yuyos que dan una flor amarilla. Una tarde saqué de atrás del mostrador un papel blanco, esos papeles que sirven para envolver sandwiches viste? que no son tan blancos, son medio grisáceos... Kika se me quedó mirando como si fuera fundamental para entender la historia que yo conociera esos papeles. Si, le dije para que pudiera continuar. Bueno, esos papeles a mí me encantaban para dibujar, pero no me los dejaban usar mucho porque... bueno, los necesitaban para el trabajo, pero esa vez saqué uno y me lo llevé a la vereda.
Me quedé esperando a que siguiera con la historia, pero ella hizo una pausa para untar una galletita con mermelada de frutilla, y pasarme otro mate. Te gusta la mermelada? me preguntó sorprendiéndome. Si, si, está buenísima, y dale, seguí. Ah, si, el papel lo doblé por la mitad y con el borde del escalón lo corté al medio, explicó haciendo el gesto correspondiente, después lo volví a doblar y lo volví a cortar... De qué está hablando ésta? pensaba yo. Así como seis veces y me quedaron pedacitos todos iguales... Ay Kika, no te entiendo, a dónde querés llegar? No, me dijo con paciencia, es que te explico para que veas el trabajo que me tomé para prepararme! Después fuí al árbol que daba a la puerta del boliche y arranqué las florcitas... pero no eran muchas, así que me fuí al árbol de al lado, y al del otro lado, sin alejarme mucho, y junté unas cuantas. Con los papeles y las flores hice paquetitos y los apoyé en el escalón de la casa de al lado, que era un escalón de mármol negggro...Y enseguida de decir esto se mordió el labio inferior, tratando quizás de trasmitir la intensidad del negro mismo del mármol. Me encantaba ver cómo cambiaba la cara de la gallega a medida que le iban apareciendo las imágenes. De pronto miraba para arriba, como si visualizara algo, de pronto me miraba a los ojos, como para que pudiera ver en los de ella la escena transcurrida.
Y qué hiciste? Y ahí largó una carcajada tan graciosa que empecé yo también a reírme, como si supiera de qué. Me senté en el escalón, dijo como enumerando hechos, me acomodé bien, ordené los paquetitos y empecé a gritar : "Vendo flooores gratisss!" Lo dijo casi cantando, y con una entonación tan divertida que nos descostillamos de risa las dos por unos cuantos minutos.
Hasta que pasó un señor, continuó Kika mas repuesta, y me explicó, que si las vendía no podían ser gratis, que tenía que cobrarlas, y ahí mismo sacó una moneda y me la dió, a cambio de un ramito de flores. Resultó que el tipo entró en el boliche y le dijo a mi viejo "Ché no te da vergüenza mandar a tu hija a vender flores? dejáte de joder!" y todos se rieron, hasta mi viejo se rió, pero se rió para disimular, porque salió a la puerta y... me vió ahi sentadita! y bueno! imagináte la que se armó! Entre risitas y toses, porque se había atragantado un poco con lo que comía, golpeó apenas la mesa con su mano y dijo: Lo que más lamenté es que tuve que devolver la moneda!
Se quedó un ratito pensativa... yo creía que estaba por empezar con otra historia, pero sin embargo un pensamiento se le cruzó evidentemente e hizo cambiar su expresión. Pero no quiso revelármelo. En seguida se levantó y puso el tanguito que me había prometido.
Uuuno...busca lleno de esperanzas... el camino que los sueños...prometieron a sus aaansias...

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