jueves, 8 de enero de 2009

2- Luto

Ayer a la tarde estaba con Kika en la puerta de casa y vimos pasar un cortejo fúnebre. Estábamos las dos paraditas apoyadas en la pared, conversando, como quien no quiere la cosa, ya volviendo a casa después del trabajo, y vemos (lo que ya vimos muchas veces) la fila de autos camino al cementerio.
Si, empezó Kika, cuando estás de luto las cosas de la vida cambian de color. Recien ahora entendí por qué el luto es negro. Debe ser porque todos los colores te hacen mal, es como si te lastimaran la vista. Esos verdes refulgentes del verano en los follajes, los celestes del agua acumulada en las piletas, el amarillo de la luz en las margaritas… quisieras apagarlos. Por eso te ponés negro, para bajar la intensidad de lo que es precioso y por eso te duele. Sentís como que nada tiene derecho a ser brillante, ni intenso, ni divertido.
De vez en cuando la pesadez del luto negro se relaja un poco y, al distraerte, un poco del color de antes entra por un hueco, y te olvidás que te lastimaba. Eso está bueno. Pero dura poco, porque cualquier cosita sin importancia te viene a recordar lo que perdiste, y ahí empezás de nuevo. A buscar la oscuridad. El silencio. Ojalá todos se callen, que la música no se oiga, que los perros no ladren.
Cuando se termina el luto?
Cuando estás de luto pensás que nunca se va a terminar. Que el tiempo de la pena es infinito. Y sobre todo cuando la pena se te hace calma. ¿Viste que al principio sufrís como loco? Bueno, después se te va calmando, pero ahí es cuando se te estira el tiempo… no estás desesperado, no estás urgente, no. Pero entonces empezás a ver todo diferente, como si fuera viejo, sordo. Y eso te hace entrar en una dimensión lentificada, que tiene un sonido grave, y cualquier música te parece un chillido.
La verdad es que las palabras de la gallega me calaron hondo. Pobre gente la que iba en el cortejo, pensé, y así se lo dije a Kika. Si, dijo ella, con un lento movimiento de cabeza de lado a lado. Pobres todos; el que se jacte de no haber vivido un luto que tire la primera piedra.

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